Nick Conneman es un pediatra visionario, convencido de que cuanto ocurre en el momento de dar a luz y en los primeros días o meses siguientes afecta totalmente al cuerpo y a la mente del recién nacido. Aboga en sus conferencias por una implementación de los cuidados individualizados en neonatología. La primera semana de noviembre visitó Barcelona para tomar parte en unas jornadas internacionales sobre bebés prematuros y aprovechó para remarcar la conveniencia de que las unidades de cuidados intensivos neonatales se ajusten a los requerimientos emocionales de los bebés que atienden. Autor: Por JORDI MONTANER Fecha de publicación: 2 de diciembre de 2008-¿Nacemos con la sensibilidad ya puesta? Hace menos de 20 años se pensaba que no, incluso se creía que la sensibilidad al dolor no se desarrollaba hasta bastante más tarde. En consecuencia, se llevaban a cabo operaciones todavía dentro del feto o al poco de haber nacido sin aplicar ningún tipo de anestesia. El trauma originado era terrible, puesto que los bebés pueden sentir dolor ya a partir del tercer trimestre de embarazo. Les molesta también el ruido fuerte o desagradable y, tras dar a luz, las luces intensas les ocasionan un estrés terrible, al igual que la soledad forzada de los prematuros, intubados, alojados en incubadoras y separados de sus padres por seguridad. -Pero al haber nacido antes de tiempo necesitan ser intubados y protegidos de los patógenos ambientales. Estos requerimientos no pueden amenazar la necesidad de afecto y de proximidad a los progenitores. El neonato prematuro proporciona a la ciencia una oportunidad para entender las experiencias precoces y su impacto en el desarrollo del cerebro. ¿Conoce el método "canguro"? -Se presenta en estas jornadas como una técnica revolucionaria. Cuénteme en qué consiste. Hace menos de diez años Colombia vivió un boom de bebés prematuros y los neonatólogos de los hospitales públicos se quedaron sin incubadoras. Alguien tuvo la idea de alojar los bebés lo más cerca de sus madres, piel con piel, hasta que quedaran incubadoras libres, y la sorpresa fue comprobar que los bebés prematuros que habían pasado más tiempo "pegados" a sus madres fueron los que mejor evolucionaron, los que tuvieron menos dificultad a la hora de mamar y los que menos estrés causaron a las propias madres. Fue una lección para todo el mundo. -Nada como el calor humano... Los neonatólogos descubren ahora que un exceso de asepsia y de tecnificación va contra el niño y contra los padres. En Holanda, la mitad de las parejas que esperan un bebé lo traen al mundo en sus propios hogares, auxiliadas por un médico y una comadrona y optando sólo por la clínica o el hospital en caso de complicación. Del método canguro hemos aprendido ahora que ayuda al bebé a empatizar mejor con sus padres, que el simple contacto piel con piel libera oxitocina tanto en el organismo del bebé como en el de la madre y, por otro lado, que complicaciones psiconeurológicas -como el síndrome de hiperactividad y déficit de atención- pueden tener su origen en complicaciones durante los primeros días tras haber dado a luz. -No sé en Holanda, pero aquí cada vez nacen más bebés prematuros. Es un fenómeno generalizado. Las tasas de prematuridad están aumentando en todo el mundo. En los EE.UU. están actualmente en un 12%, aumentando al 18% en el caso de la población afroamericana. Como decía antes, al llegar a la edad escolar se ha visto que muchos de estos niños registran más trastornos en el aprendizaje y un rendimiento inferior; hasta el 52% tiene problemas escolares y discapacidades emocionales. -¿Por qué motivo? Se debe a los defectos del procesamiento central, lo que obstaculiza el desarrollo de las habilidades para solucionar los problemas de integración, organización y, a la hora de priorizar, afecta a muchas otras áreas. El procesamiento del lenguaje, las matemáticas, el razonamiento espacial, la percepción visual, la interacción social y la regulación emocional tienden a estar afectadas. -Pero todavía se está a tiempo de actuar. Los esfuerzos educativos compensatorios que se inician tras el alta hospitalaria han sido decepcionantes. Cada vez más la evidencia parece señalar que los déficit observados se deben de manera significativa a un desajuste en el cerebro del neonato pretérmino que, salvo que se opte por humanizar las unidades con iniciativas como el método canguro, evoluciona para seguir desarrollándose en el vientre de la madre (ausente), y por otra se ve sometido a la experiencia real de una fría unidad de cuidados intensivos neonatales. -¿El alma puede doler a tan temprana edad? Kanwaljeet Singh Anand, el descubridor de que los bebés pueden sentir dolor ya a partir del tercer trimestre de embarazo, explica la experiencia de estrés resultante de la separación de la madre y la experiencia simultánea y repetida de dolor, que da lugar a una cascada de secuelas neurotóxicas, de tipo apoptótico, cuyo resultado puede traducirse en el desarrollo de un cerebro alterado. -Y si optamos por tener al niño siempre con nosotros, ¿no van a reñirnos los médicos? Hoy se intenta que las incubadoras de neonatos prematuros estén las 24 horas accesibles a los padres, y que estos pasen al menos dos horas al día (tanto el padre como la madre) en contacto piel con piel con su bebé. El objetivo de los cuidados de desarrollo individualizados del neonato pretérmino es mejorar el desarrollo del cerebro y, con ello, prevenir la sobrecarga sensorial tóxica inesperada en un sistema nervioso todavía inmaduro pero en rápido crecimiento... El ruido y la luz extrema, o el aislamiento, pueden ser más peligrosos todavía que un contagio infeccioso. ALGO SE CUECEMás de 40 hospitales españoles, a través del Proyecto Hera, buscan humanizar las unidades de neonatología y eliminar estrés, tanto en los bebés como en sus padres y en el personal sanitario. Para ello reclaman a la Administración una mayor dotación de psicólogos especializados en estas áreas. El comportamiento del neonato se rige según una serie de esquemas comunicativos en interacción constante, debido a que percibe el mundo que le rodea directamente a través de sus sentidos de una manera directa y no mitigada. Si una determinada experiencia es idónea en ese momento para el recién nacido en cuanto a complejidad (ni demasiado compleja, ni demasiado simple), en cuanto a tiempo (no demasiado rápida, ni demasiado lenta), y en cuanto a intensidad (no demasiado intensa y no demasiado débil), el neonato intentará "aproximarse", intentará estar listo, y avanzará e integrará dicha experiencia. Querrá estar más tiempo despierto.
Si, por el contrario, la experiencia actual que esté viviendo el recién nacido es inadecuada en cuanto a su ocurrencia en el tiempo, complejidad y intensidad para los umbrales de su funcionamiento, éste intentará de manera activa evitarla, defenderse de ella, y se alejará de la misma, protegiéndose del estímulo inicial. Es decir se "desconectará", se dormirá.
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