viernes, 31 de julio de 2015

El Difícil Arte Portear

Cuando tenés a tu bebé, una de las mayores necesidades que observás es que necesita estar contigo. Pegado. No tolera la separación. Cuanto más pequeño es, más contacto precisa.
La joven madre, de un día para el otro comprueba que su bebé se estresa y angustia muchísimo si no es sostenido de manera casi constante en brazos. También comprueba que ha perdido sus brazos y ahora es una especie de venus de milo con bebé.
SOCORROOO

Pueden pasar un par de días, pero más o menos al tercero, ya es enloquecedor no contar con los propios brazos para poder seguir teniendo una vida digna: comer algo cada tanto, ir al baño, lavarse los dientes. No más que eso.
Esta situación es la que hizo que inventemos los paños de porteo, los foulares, las kepinas, etc.
Son telas amables que se adaptan al cuerpo del bebé y lo sostienen junto al propio cuerpo, al mismo tiempo que se libera al menos una mano. Ya sos libre nuevamente. Podés comer, ir al baño, tomar agua, subir a un medio de transporte, llevar de la mano a otro hijo. Sobrevivís. A partir de esa experiencia solemos sentir que sin el porteo, sencillamente no existís.
Eso queda claro. Este es el punto adultocéntrico.
Ahora lo que falta es decidir qué tipo de porteo es bueno para el bebé (el punto bebé céntrico).
Llevar a un bebé en brazos es una acción que debería hacerse con sumo cuidado.
El bebé necesita sentirse realmente seguro física y emocionalmente.
Un bebé que se siente tambaleante o tironeado, o asfixiado o demasiado suelto, no estará probablemente a gusto ni confiado.
También hay otros factores, (de los que el bebé no es tan consciente) como de los que están relacionados con su comodidad, pero el adulto sí debe serlo, y me refiero a los efectos en el inmediato, pero también el mediano y largo plazo de lo que implica colocar a un bebe en una posición determinada.
Considero entonces que para que el porteo sea exitoso, es decir que el bebé acepte participar de la experiencia, deben tenerse en cuenta unas cuantas características que deben satisfacerse.
Suponiendo que la tela es un elemento secundario, examinemos solamente la postura en la que el bebé es transportado. Existen tres alternativas básicas:
 una es que el bebé sea llevado en posición vertical,
PORTEO VERTICAL SIN CRITERIO FISIOLÓGICO ALGUNO.
 otra es que sea transportado en posición horizontal 
PORTEO HORIZONTAL CON CABEZA SUELTA. RIESGOSO.

y la tercera, en una posición intermedia entre ambas.
LA CABEZA ESTÁ SOSTENIDA Y NO LE PESA AL ATLAS

Un tema que está en gran discusión en los grupos de las redes sociales es el tema de las caderas y la luxación de la articulación coxofemoral. Según la info que circula, la posición del fémur debería ir a 90°respecto del hueso coxal, y lo ilustran con una infografía.
LAS DIFERENCIAS ENTRE UN ADECUADO E INCORRECTO PORTEO VERTICAL.
 NO ESTÁ CONTEMPLADO EL PESO DE LA CABEZA EN EL ATLAS.


La imagen de las caderas y parte de la información provienen del Instituto internacional de displasia de cadera. Imagen extraida del blog http://blog.monitosyrisas.com/y-tu-como-prefieres-ir/
 Esto es correcto. Lo que no es del todo correcto es la afirmación de que esa posición se logra únicamente verticalizando al bebé. El mismo ángulo articular puede lograrse en posición horizontal.
POSICIÓN PARA EL PORTEO HORIZONTAL: EL PESO DE LA CABEZA SE APOYA EN LA SUPERFICIE DE SOSTÉN, NO EN EL ATLAS SIN OSIFICAR.

 ¿Cuál sería la correcta? Cuando se me plantean estos interrogantes, yo derivo la pregunta a la fisiología: y la fisiología me responde con otras preguntas: ¿en qué posición se coloca el bebé por su cuenta? ¿Cuál puede sostener por sí mismo, de manera prolongada? Esa es entonces la postura. Según estos pensamientos, la respuesta es: depende de la edad y del desarrollo particular del bebé.
Hola Fisiología, ¿Estás Allí?
Un bebé es una persona durante su período de crecimiento más vulnerable y frágil, y a la vez en donde está adquiriendo los patrones en distintas áreas (emocionales, vinculares, cognitivas corporales (posturales y motrices)que luego usará como herramientas para interactuar con su entorno.
Respecto de la motricidad, quienes apostamos a un desarrollo autónomo de la misma, en realidad apostamos a que el bebé se conozca (y conozca a su entorno), y pueda moverse a sí mismo desde esta base de autoconocimiento.
He aquí algunos factores a tener en cuenta a la hora de decidir el tipo de porteo.
1, fisiología mecánica básica: en el adulto, los huesos, sostienen. Y los músculos, mueven. En el bebé, los huesos no están aún capacitados para sostener. Y los músculos no lo están para mover. No hay estructura ósea y no hay movimiento voluntario.
Cuanto más pequeño es un bebé, más superficie de su cuerpo necesita sentir que se apoya. En la posición horizontal esta necesidad de satisface. En la posición vertical, no.
2, el esqueleto: observemos un esqueleto de bebé comparado el el de un adulto:


Se observa claramente que lo más grande (y pesado) es la cabeza. Esa sería la parte que principalmente necesita estar apoyada en la superficie de sostén. Y que la pelvis es prácticamente inexistente. No está preparada para recibir peso.

3, el atlas: es la primera vértebra.


 La que sostiene al cráneo. Ese tan enorme y pesado, el atlas en la edad temprana no está lo suficientemente osificado como para sostener el peso de la cabeza.
Una cabeza que en un adulto tendría proporcionalmente el tamaño de una pelota de esferodinamia, apoyado en un atlas estándar. Recordemos que en el bebé, el atlas está sin osificar, por lo que la situación es doblemente adversa.
4,  la pelvis: durante la niñez, la pelvis está formada por más huesos que en el adulto. Es decir, el hueso coxal, que luego será uno solo, en realidad está formado por tres que luego se osificarán. Mientras tanto, a la pelvis se la podría considerar “blanda”, y en proceso de osificación. Ídem el hueso sacro: está formado por 5 vértebras sueltas aún.
PELVIS ÓSEA. EL COXAL COLOREADO MUESTRA LOS TRES HUESOS QUE FORMARÁN EL COXAL EN BLANCO.

 Un bebé cuya edad en meses es de un dígito, en libertad se mueve casi constantemente, no permanece en un asola posición más de escasos segundos. Desde el punto de vista de la fisiología de la osificación, esto permite que los huesos pélvicos reciban peso de manera uniforme a lo largo y ancho de toda su superficie. De esta manera, se osifica de manera también uniforme, y no se corre el riesgo de adoptar una forma determinada por la fijación de la postura. Un hueso “blando” (o un grupo de huesos blandos) apoyados, fijados en determinada posición, durante cierto tiempo corren el riesgo de comenzar a osificarse de esa manera o forma.
Continuando con la integración de esta información, la respuesta sería: portear al bebé en la posición en la que fisiológicamente él puede colocarse. No forzar posturas porque hay riesgo de alteración del proceso de osificación. Sobre este punto, tengo el testimonio de Klaus Schmidt, Atlasólogo, que comprobó en su propio hijo, porteado en posición vertical desde el nacimiento, que a la quinta semana de vida tenía el atlas luxado, desplazado. 
La respuesta a su interrogante pareció asomarse cuando pudo ver el tamaño del cráneo apoyado en un atlas que todavía no está preparado para cumplir con su función. Klaus dice que de todas maneras tampoco es conclusivo, ya que su hijo sufrió de intervenciones de la fisiología al nacer.
Según Klaus, todas las culturas tenían desplazamiento del atlas, hasta que descubrió una cultura en áfrica que no lo tenía, la cultura Masai. Sin embargo no se pueden sacar conclusiones definitivas a respecto. 
Un dato relevante en el porteo en posición vertical cuando el bebé es aún muy pequeño, se obtiene al poder observar el rostro de esfuerzo del bebé. Nunca el rostro expresa relajación o paz, sino más bien incomodidad y hasta sufrimiento (dolor, probablemente)por necesitar hacer fuerza constante de sostener el peso de la cabeza sobre los propios hombros.
PORTEO VERTICAL. PELVIS CORRECTA. CABEZA NO.

En esta situación vale la pena comentar el efecto de la verticalización temprana en un bebé que no está aún listo para experimentarla: así como los huesos sostienen, cuando no lo hacen, algo debe sostenerlos. Entonces la musculatura se activa para poder sostener la cabeza sobre el cuello. Cuando esto sucede de manera recurrente, es notable que le bebé, al ser apoyado en una superficie y en posición horizontal, si acepta permanecer así, tarda mucho tiempo en deshacer esas tensiones. 

POSTURA MUY FÁCIL DE OBSERVAR EN BEBÉS PORTEADOS EN VERTICAL ANTES DE TIEMPO.
Se lo observa rígido, sin movimientos laterales, y en posición defensiva, durante un largo rato.

¿Y Entonces?

Finalmente se acerca el momento de las conclusiones: lo más saludable que se observa es que el bebé sea transportado en posición horizontal mientras este no pueda colocarse de otra manera por sí mismo, cuidando la separación de los fémures y la de la articulación coxofemoral.
Que de todas maneras, si el bebé lo admite, (normalmente luego del primer mes y medio de vida) pueda ser colocado en el suelo durante breves periodos, para descansar de estar en una sola postura fija durante mucho tiempo.
La experiencia de apego, concepto que llevaría escribir otro post entero, si es bien llevada por el adulto hacia el bebé, es decir, bebé céntrica, permitirá que el bebé en su autorregulación, exprese su necesidad de proximidad y también de alejamiento del adulto.


















Portear a un bebé recién nacido, parecía ser una experiencia indispensable para ambos, por diferentes motivos, pero supervivencia al fin, para ambos.
Sin Embargo, a los 4 meses, si el bebé fue satisfecho en su necesidad de apego inicial, quizá ya no necesita de tanto contacto y expresa mucha curiosidad por explorar su propio potencial corporal. Ni qué hablar a los 8 o 12 meses, en los que el bebé aún debe ser transportado, pero él necesita desarrollar su propia capacidad de desplazamiento
En este caso, el porteo es salvador de brazos y de tiempo. Por lo tanto de salud mental para los padres. Ganar-Ganar.
VIVIR Y DEJAR VIVIR

BEBÉ AMAMANTADO "MANOS LIBRES".