lunes, 11 de mayo de 2009

Comida chatarra y salud infantil

La alimentación de los niños
Todos sabemos la importancia que tiene buena alimentación en la salud y desarrollo de los niños, y también los riesgos que conlleva. La OCU se ha comprometido activamente en el combate contra la obesidad infantil y a favor de la adopción de hábitos alimentarios saludables: fruto de ello es su apoyo a una nueva campaña internacional.

La salud y alimentación infantil es un asunto que preocupa a la OCU. Nuestra organización ha emprendido diversas iniciativas destinadas a mejorar los hábitos alimentarios de los niños, y así combatir activamente lo que puede convertirse en un serio problema de salud pública: la obesidad y el sobrepeso infantil.
Por eso, además de realizar estudios y análisis, que periódicamente da a conocer en sus publicaciones, la OCU participa activamente en las campañas que se han promovido, tanto a nivel nacional como internacional, para luchar contra la obesidad infantil y fomentar hábitos de alimentación más saludables. Ahora está en marcha una de esas campañas, alentada por Consumer International, destinada a controlar la publicidad de los alimentos menos saludables: Junk Food Generation.
Campaña Junk Food Generation
La asociación Consumers International (CI), de la que forma parte la OCU, ha llamado la atención sobre el fracaso de la autorregulación de la publicidad de la industria alimentaria.
La OCU como miembro de Consumers International (CI), federación de la que forman parte 220 organizaciones de consumidores en 115 países, se ha sumado a su campaña Junk Food Generation (Generación de la comida basura).
Ésta es una campaña mundial auspiciada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para crear un código de comercialización internacional de alimentos para niños.
La recomendación de la OMS es que cada uno de los gobiernos de los países miembros aplique este código a través de su legislación nacional. Con ello se quiere conseguir que todos los niños del mundo cuenten con la misma protección.
El código de Consumers International, elaborado en colaboración con el Internacional Obesity Taskforce (grupo de trabajo internacional contra la obesidad), se centra la publicidad de alimentos poco saludables (es decir, ricos en grasas, azúcar y sal) para niños menores de 16 años. Sus objetivos son:
Prohibir la emisión de anuncios de alimentos poco saludables entre las 6 de la mañana y las 21 horas en radio y televisión.
Lograr que no se promocionen alimentos poco saludables utilizando los nuevos medios de comunicación (como las páginas web de las marcas y los mensajes de texto).
Que no se promocionen alimentos poco saludables en las escuelas.
Que no se incluyan regalos, juguetes o artículos coleccionables que inciten a los niños a comer alimentos no saludables.
Que no se permita el uso de personajes famosos, dibujos animados, concursos o regalos en la comercialización de alimentos poco saludables.
Para hacer presión frente a los distintos gobiernos, se ha organizado una campaña de recogida de firmas: si usted está de acuerdo con los presupuestos de la campaña Junk Food Generation, (organizada, entre otras asociaciones, por la OCU), puede contribuir a atajar el problema dejando su firma en www.junkfoodgeneration.org: debe indicar en las casillas previstas su nombre y apellidos y la dirección de e-mail.

http://www.junkfoodgeneration.org/
La obesidad infantil, un problema de todos
La obesidad infantil es un problema generalizado, tanto que la Organización Mundial de la Salud ha decidido tomar cartas en el asunto y ha previsto distintas medidas destinadas a atajarlo. Entre ellas destaca la creación de un código internacional que regule la comercialización de los alimentos para niños, para de esta manera lograr un control de la publicidad y promoción de los productos menos saludables.
Según los últimos estudios 1 de cada 10 niños del mundo tiene sobrepeso, y en torno al 2 o 3% son obesos. En España, en torno a una cuarta parte de la población infantil presenta problemas relacionados con el peso. Además, estas cifras se han duplicado en apenas una década.
¿A qué se debe este incremento de la obesidad y sobrepeso infantil?
Son muchos los factores que influyen, pero es un hecho que nuestra forma de alimentación ha cambiado: la famosa dieta mediterránea ha sido sustituida por otros alimentos menos saludables: se consume más carne, y menos legumbres, los derivados lácteos azucarados se imponen frente a la leche, la bollería industrial prevalece sobre el pan tradicional, se dejan de consumir productos frescos para pasar a ingerir más derivados cárnicos y platos preparados, mucho más ricos en grasa y sal.
Y los niños sufren esto de una manera aún más directa, porque además el grueso de la publicidad de alimentos la componen productos destinados a ellos… que, aun disfrazados de dudosas virtudes nutricionales, son poco saludables. (ejemplo, dañoniño, y otros postrecitos engañosos). aporte de melina

¿Cómo atajarlo?
Es preciso abordar la lucha en varios frentes.
De entrada, hay que limitar el consumo por parte de los niños de los alimentos menos saludables: chocolatinas, bollos, postres lácteos y embutidos… deberían ser productos de consumo ocasional, y sin embargo se han convertido en los principales protagonistas de los anuncios: de ahí la importancia de controlar la publicidad de alimentos para niños.
Por otro lado, es preciso fomentar unos hábitos nutricionales correctos, con menús variados, equilibrados y sanos en todas las comidas diarias. Es muy importante que los niños coman bien.
Por último, seguir un estilo de vida saludable, evitando el sedentarismo: el equilibrio en la alimentación debe sumarse a un mayor ejercicio físico para acabar con la obesidad.

Conseguirlo, tarea de todos.
Por una parte, son las propias familias, los padres de los niños, quienes deben implicarse en lo que comen, informándose, comparando y eligiendo el producto más adecuado.
Las administraciones deben asumir su responsabilidad: a ellas compete informar a la población, establecer normas para luchar contra este problema (en el etiquetado, publicidad, composición de los alimentos...), controlar su cumplimiento y sancionar en caso de que no se respeten.
La industria también tiene una buena parte de responsabilidad que debe ejercer mediante el desarrollo de nuevos productos más equilibrados y sanos, reduciendo los contenidos de sal, azúcar y grasas. Es necesario que mejoren el etiquetado nutricional, ofreciendo información más exacta y útil, como es la cantidad diaria recomendada para niños.
Y finalmente, le llega el turno a la publicidad, que debe ser mucho más cuidadosa y responsable con los productos de alimentación, especialmente, cuando van dirigidos a los niños.

Un aporte más: son los padres los que eligen la comida de su hijo.
Es obvio que un niño encontrará muy interesante el sabor de productos industrializados, cuyos ingredientes están orientados justamente a agradar el paladar, mucho más que a nutrir correctamente al organismo.
Por lo tanto si le dan de probar ciertos productos, se encontrarán con un bebé encantado. Nunca más adecuada la palabra, el bebé está engañado y seducido. Y sus padres, sin saberlo, lo están llevando a metabolizar un caudal descomuunal de azúcares y grasas con los que que sería preferible que su nuevecito organismo no tuviera que lidiar.
Si el bebé no se entera de que existen esos productos, no los va a pedir con la deseperación que lo hará después (recomiendo la película "Super size me") ya que se producen muy rápidamente adicciones a esas sustancias.
Hay padres que se quejan que su bebé "no come otra cosa", y no integran la escena con que fueron ellos los que presentaron esa "cosa" a su bebé.
Por lo tanto, cierro: el bebé no puede elegir.
Si lo hacés por él, mejor pensar en su salud que únicamente en sus papilas.
Besos orgánicos.
Mel

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