Imaginemos que acabas de
mudarte a un barrio, supones que las reglas de convivencia son las mismas que tu
barrio anterior: sacas la basura a las 20 hs, levantas la caca de tu perro,
limpias la vereda temprano por la mañana para no mojar a los peatones. Todas cosas
lógicas con las que acuerdas inmediatamente, porque nos convienen a todos. Sin embargo
en este barrio nuevo, sacas la basura a las 20 y te encuentras con un inspector
que no te permite hacerlo, y te indica hacerlo por la mañana. Sales a la mañana
con tu basura y todos los vecinos te dicen que no, que la hora es por la tarde,
así esquivas al inspector loco (todos coinciden en que no está en sus cabales y
no entienden cómo está en ese puesto) y no dejas la basura maloliente en el
tacho generando caldo de cultivo. Sacas la basura a la tarde, ya con cansancio,
porque tuviste que ocuparte en 3 oportunidades de la basura, y te encuentras
con que el recipiente está bloqueado hasta nuevo aviso.
Pronto te das cuenta que cada
una de las reglas, que esperas cumplir con sencillez, se vuelve una odisea y
con los pocos días que llevas viviendo allí, ya caminas desconfiando de todos
los transeúntes, a ver si vendrán a criticarte, buscas aliarte con alguno que
te haya mostrado cierta afinidad, y lo que menos te ocurre es que puedas disfrutar
de tu nueva casa y todo lo que habías soñado para esta etapa.
Enloquecedor, ¿verdad?
en el mejor de los casos sucede esto |
Esto mismo ocurre cuando
acudimos a un centro “de salud” a, por ejemplo, dar a luz.
Tenemos la expectativa de
ser atendidas, respetadas y cuidadas con los más altos estándares de salud, el
sistema se supone que está para ello.
o esto |
cuando deberia ocurrir esto |
Pero sin embargo, no más
poner un pie, la persona desaparece como tal y pasa a ser un número en la cinta
de procesamiento de un parto/cesárea/nacimiento.
La mujer y bebés sanos
perderán derecho a su intimidad, a sus elecciones, y sobre todo a sus
experiencias legítimas confirmantes de la salud emocional y física, como son el
encuentro inmediato, la permanencia del contacto físico ininterrumpido, el
inicio de la lactancia fisiológica y del apego primario como experiencia sagrada
de cada persona recién nacida.
No sólo esto ocurre
dentro de las instituciones. Luego vendrás 3 días de internación en donde nadie
puede descansar nunca. Apenas la mamá
recién parida puede conciliar el sueño, o su bebé, alguien le prende la luz. Cada
exactamente 2 horas, sin importar el momento, a limpiar el suelo, a limpiar el
baño, a cambiar las toallas, a traer comida a llevarse la comida, a medir los
signos vitales del bebé, a medir los signos vitales de la mamá, a ofrecer
servicios estéticos extras de la institución (colocación de joyas en las orejas
de las niñas, rapado de cabeza de ambos sexos).
Y en varias ocasiones a llevarse al bebé para realizarle intervenciones sin la presencia de sus
padres (cosa que aterroriza mucho a los bebés y los hace ganadores de un
biberón pirata, dado sin consentimiento, para dormirlo y que no moleste al
personal) que podrá actuar a sus anchas y con el tiempo que deseen (a veces se
ven filas de 5,6 cunitas con bebés adentro, llorando por sus madres, o peor,
dormidos por la fuerza con este método).
Las puericultoras entran
cada 4 horas e indican exactamente lo contrario una tras otra. Las enfermeras
hacen lo mismo, aunque no es su función, pero o bien son mujeres y son madres,
o bien ya llevan muchos años en ese ámbito y consideran pertinente su
intervención verbal. Recordar que entre las indicaciones más comunes está la de
dejar al bebe durmiendo en la cunita, evitar el contacto físico permanente y
dar de mamar cada 3 horas 15 minutos de cada lado (TODAVÍA HOY SE ESCUCHA ESTO
EN LAS INSTITUCIONES DE SALUD y es uno de los motivos que me llevó a escribir
el artículo).
A todo esto deben
sumarse: los malabarismos que está realizando la díada para encontrarse,
conocerse y establecer un ritmo de regulación que asegure la supervivencia de
ambos, más las visitas que quieren conocer al nuevo ser e interrumpen
inintencionadamente pero interrumpen al fin, aún más esta necesidad
La joven madre (y su
compañero/a) viven estas desregularidades, en primera persona. Respiran aliviados
cuando pueden irse a su casa y ser libres de hacer lo que les plazca, dormir
sin interrupciones, comer lo que necesiten y a la hora que puedan
Tengo la presunción de
que a nadie le gusta ser recordado por su falta de idoneidad, por sus
deficiencias, por sus inconsistencias y por sus incoherencias.
Sin embargo, el sistema de salud alardea de
todas ellas.
Las/os usuarios padecen cada una de ellas, y estos errores son
vociferados a vos en grito e muchos ámbitos. Familiares, amigos, redes
sociales, notas periodísticas.
Cuales son los errores
principales?
1) Desconocer la fisiología, porque es desconocer la salud. Desconocer
las necesidades imprescindibles y básicas que deben respetarse en el momento
del parto (o cesárea) y del encuentro INMEDIATO de la madre y bebé sanos.
2) Priorizar la organización
de la institución, instrumentada de acuerdo a la economía de recursos (tiempo y
espacio) en lugar de ofrecer experiencias enfocadas en la salud de la díada
como eje.
3)Falta de consistencia y coherencia en
la formación del personal. Cada uno llega con sus experiencias y no se
verifican, ni las mismas, ni las actualizaciones. Ni están claros los roles.
4) ¡Falta de chequeo con el cliente! Aunque se vaya totalmente disconforme, a nadie le
importa. Igual están colapsados de clientes. Hoy en día cualquier experiencia
requiere de una encuesta para verificar si el cliente se ha sentido bien
atendido. En la experiencia más transcendental de nuestra vida, convertirnos en
madres o padres, o más aún NACER, a nadie le importa cómo nos fue, cuanto antes
nos saquen de encima, mejor, porque vienen más y más (el síndrome de la cama
caliente hospitalaria).
¿Ocasionan daños a la
salud? ¡Mejor, más clientes!
A veces se tiene la
impresión de que a nadie le importa que el sistema haga todo tan mal. Ni las
advertencias de la OMS (que recomiendan un 15 % de cesáreas como máximo, y un
85% de partos, cuando en el sistema privado los números están invertidos).
Ya que se menciona, es
importante destacar que estas experiencias ocurren en ambos sistemas, tanto
público como privado, en diferentes proporciones y por diferentes motivos.
En el público y en el
privado: el personal de salud está colapsado. Hacen guardias de 24 hs. Nadie está
en condiciones de llevar a cabo ninguna maniobra exitosa, ni siquiera colar
fideos, si no ha descansado adecuadamente. *Estuve como doula en un parto en
Finlandia, en el año 2011. El sistema de salud allí es 100% público y 100%
fisiologista. Las guardias del personal duran 8 hs. Hay más rotaciones, pero
están siempre “frescos” y actúan con idoneidad. Son consistentes entre sí,
nunca observé ni una sola contradicción entre ellos. Tampoco existe dejar “la
guardia limpia” es decir ser leal con el sistema, sino con la parturienta. Deben
asegurarse buenos estándares de salud a inmediato, mediano y largo plazo. El parto
duró 2 días y la mujer y el bebé recibieron una atención cuyos estándares de
salud fueron altísimos en todos sus aspectos.
En el sistema privado,
supuestamente esto no es problema, aunque sí lo es: ya no dan abasto, no hay
camas, la población de enfermos supera ampliamente la oferta, los usuarios no
tienen acceso a los servicios que pagan puntualmente todos los meses. Las cesáreas,
en su enorme mayoría se programan y agendan, a veces desde la primera consulta
con el obstetra y sin mediar diagnóstico real (normalmente se combinan el miedo
de la embarazada y la agenda ($$) del obstetra. Sé de algunos que por ejemplo
los jueves son para las cesáreas. Tampoco interesa si la fecha elegida
corresponde realmente con la fecha real aproximada del nacimiento del bebé. Si sale
prematuro, hay toda una aparatología que lo pondrá en condiciones (facturando
por supuesto, a la prepaga los días de internación).
Tienen todo listo para
arreglar lo que desarreglan, mientras no se les salgan demasiado las cosas de
lugar. También se ven bebés internados en neo sin motivo aparente, y cuando
llegan los que realmente necesitan del lugar, los desalojan (por conveniencia
de la institución) de un minuto al otro, y los padres pasan del susto por tener
a su hijo en riesgo, a la alegría porque ya está bien, al desconcierto porque
comienzan a preguntarse si las razones por las que su bebé estaba internado
eran tan válidas realmente.
En el sistema público: Las
cesáreas sí son programadas y secundarias a un diagnóstico veraz, o bien luego
de un trabajo de parto fallido (que en ese caso sí habría que revisar si las
experiencias fueron favorecedoras u obstaculizadoras de la fisiología). Dejar
la “guardia limpia” puede ser el motivo por el que se genera la mayor parte de
las lesiones perpetradas a las parturientas y recién nacidos, hemorragias
uterinas por maniobras de kristeller, goteos con oxitocina sintética feroces
dilataciones manuales, fórceps, parálisis braquiales, etc. Esto también ocurre
en el sistema privado. No para dejar lña guardia limpia, sino el quirófano. No se
puede esperar más de x tiempo, otros equipos y parturientas necesitan de las
(pocas) instalaciones de la institución.
Las usuarias (volvamos al
ejemplo de dar a luz). Muchas veces huyen deliberadamente del sistema , prefiriendo un parto en casa para
evitar ser sometidas, ellas y sus bebés a las cascadas de intervenciones que
con seguridad llevarán a una separación innecesaria, intervención de la “hora
sagrada”, una segura Herida Primal,
la hora sagrada, contacto ININTERRUMPIDO desde el nacimiento |
una obstaculización del inicio de la
lactancia que probablemente la lleve a un destete involuntario dentro de los
primeros meses de vida, con la consecuente dependencia de tener que comprar
la fórmula, depender de tener acceso a agua potable, esterilización de biberones,
o los riesgos de no poder acceder a los protocolos de alimentación artificial
de su bebé con las consecuentes diarreas, infecciones y demás enfermedades contra las que la lactancia fisiológica de por
sí protege. Si es que se salvó de las lesiones descriptas más arriba.
En el inmediato y mediano
plazo, la pérdida de la experiencia fisiológica puede significar una ganancia
en dinero para los fabricantes de fórmulas lácteas y sus propulsores (pediatras
asociados a las firmas, por ejemplo. Hace poro una amiga que trabaja en una
empresa de viajes me contó que vio un pasaje de un pediatra pagado por un
laboratorio elaborador de estas fórmulas).
La fisiología es gratis,
nadie te la puede vender. Pero te la pueden robar y vender una imitación, falsa
y carísima, que te hará dependiente de por vida de más y más intervenciones,
porque lo que se interrumpió al principio, que debería dar lugar a nuevos
procesos, desconfiguran los mecanismos fisiológicos de desarrollo, se produce una desviación de la salud
y se necesitan cada vez más de
emparches y emparches de la salud perdida, bombardeada y bastardeada.
En el largo plazo, ¿quién
gana con todo esto?
Nadie. Si vamos a una
clínica privada, veremos las caras desencajadas de todo el personal que trabaja
allí. ¿Ganan bien? Sospecho que ni siquiera ¿A qué costo? Mucho más alto de lo que cobran.
¿Nuestra salud? Pésima! ¿La
atención? ¡Peor!
¿Los niños? Enfermos. ¿Quién
se hace cargo?
Crii crii
(Perdemos todos.)
(Reitero, a nadie le gusta ser recordado por lo inepto, torpe, falto de idoneidad, etc. al personal de salud TAMPOCO, ¡todos están haciendo lo que se les enseño que era correcto!, arruinando la fisiología de una díada tras otra).