Algunos médicos y profesionales de la salud, repiten mitos y frases sin fundamentos científicos, pero de manera tan consistente, que hasta ellos(as) mismos(as) han llegado a tomarlos como verdades. A continuación se presentan algunos de estos mitos acompañados de una explicación de por qué son incorrectos:
“La cesárea es una operación bien sencilla.”
Falso. La cesárea es una cirugía mayor desarrollada para atender o prevenir complicaciones durante el embarazo y el parto. Los riesgos asociados a cualquier intervención quirúrgica de esta índole pueden incluir hemorragias, transfusiones de sangre, embolias (formación de coágulos que evitan el flujo normal de la sangre), infecciones postoperatorias, entre otros. Además, en la cesárea aumenta el tiempo de hospitalización tanto para la mamá como para el bebé, lo que a su vez aumenta el riesgo de infecciones. En definitiva NO es una operación sencilla.
“Así es más fácil porque puedes coordinar mejor con las personas que te van a ayudar.”
Las recomendaciones del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos señala que adelantar la fecha estimada de parto a conveniencia de otros sujetos que no sean la madre y el bebé, puede traer consecuencias negativas en la salud de ambos, en especial para el bebé. Algunos de estos riesgos son prematurez, bajo peso al nacer, serios problemas respiratorios, problemas para establecer una lactancia exitosa. Además, estudios de opinión señalan que las mujeres aún prefieren el parto vaginal como primera opción porque la recuperación es más rápida.
“Parir es más doloroso.”
¿Más doloroso para quién? Estudios señalan que las cesáreas duplican la posibilidad de que la madre enferme, incluso muera, en comparación con el parto vaginal. Esto incluye histerectomías (extirpación parcial o total del útero), transfusiones de sangre y admisiones a unidades de cuidado intensivo. La posibilidad de que una mujer necesite antibióticos es cinco veces mayor cuando se practica una cesárea en vez de un parto vaginal. Esto responde a infecciones luego del parto asociadas a la operación. Además, la cicatriz emocional que llega a consecuencia de una cesárea, toma mucho tiempo en sanar y en ocasiones nunca sana.
“Después de las 40 semanas, tu bebé está en riesgo.”
Muchas investigaciones señalan que es el mismo bebé quien inicia el proceso del parto. Cuando el bebé está listo para la vida fuera del vientre de la mamá, le envía una señal al cuerpo de la madre para que inicie el trabajo de parto. Los embarazos pueden durar de 38 a 42 semanas. Entonces, bebés de 40 ó 41 semanas, no necesariamente son bebés pasados de término ni están en riesgo. Pregúntale a tu proveedor de salud qué pruebas pueden realizarse para monitorear la salud de tu bebé.
“Bueno, parir después de una cesárea tiene muchos riesgos. Son demasiados riesgos.”
La Organización Mundial de la Salud ha estipulado que el mero hecho de que una mujer tenga una cesárea anterior, no justifica que se realice una cesárea nuevamente sin hacer un intento de parto. Las consecuencias de esta intervención de manera innecesaria han sido estudiadas y los resultados arrojados hasta el momento son alarmantes. La cesárea, en especial cuando no se comienza al menos la labor de parto, entre otras cosas, duplica la posibilidad de que el bebé pase más de una semana en la unidad de cuidado intensivo neonatal. En Puerto Rico solo al 7.5% de las mujeres con cesárea previa se les ha permitido tener un parto vaginal. El intento de parto después de una cesárea es un derecho que ha sido arrebatado a las mujeres en Puerto Rico.
“Mamá, yo sé que quieres parir, pero no estamos dilatando como se supone y tenemos que hacer algo.”
Más del 50% de los partos en Puerto Rico son inducidos según informes del Departamento de Salud, y la inducción del parto constituye ya una razón de aumento para la cesárea. Los días en que más partos se realizan son los lunes, martes y miércoles (68% de las cesáreas se realizan estos tres días). En los hospitales de Puerto Rico la mayoría de los partos vaginales se caracterizan por la medicalización innecesaria, intervenciones clínicas cargadas de insensibilidad y violaciones de derechos humanos. Este ambiente ha sido calificado por expertos como uno de violencia obstétrica. Estos problemas redundan en un ambiente que imposibilita la relajación de la madre, elemento indispensable para lograr que el trabajo de parto fluya de manera natural.
“Lamentablemente, el bebé no está en posición, es demasiado grande y los latidos son irregulares.”
En ocasiones, los bebés, al momento de nacer, no están de cabeza; pudieran estar sentados (de nalgas o breech), de pie, transversal o de cara. Solo las últimas dos posiciones mencionadas ameritan preferiblemente un nacimiento por cesárea. Otra amenaza que se escucha muy a menudo es, “Ese bebé es muy grande”. ¿Pero cuánto es “muy grande”? La desproporción entre el tamaño de la cabeza del bebé y el de la pelvis rara vez ocurren, sin embargo, y lamentablemente, ésta es una excusa utilizada constantemente. Y entonces aparece una excusa más para realizar una cesárea: latidos fetales irregulares. Esto es preocupante cuando se observa que los latidos bajan demasiado (menos de 120 latidos por minuto) o aumentan demasiado (más de 160 latidos por minuto) por tiempo prolongado. El uso de oxitocina pudiera producir o acentuar la pérdida de bienestar fetal. Algo que tienen en común estos argumentos es que requieren tiempo y paciencia para que ocurra el parto vaginal. Sin embargo, son pocos los médicos dispuestos a atender partos bajo circunstancias de este tipo.
“Tienes la presión alta/diabetes, vamos a hacerte la cesárea la próxima semana.”
Antes de recurrir a una cesárea, hay que analizar la condición de salud de la madre. Si es severa y los riesgos de continuar el embarazo sobrepasan los beneficios, se pudiera optar por una inducción del parto antes que realizar una cesárea. El porcentaje de mujeres que necesita que se termine el embarazo por medio de una cesárea es muy bajo, menos de lo que hemos escuchado de nuestros proveedores.
“No vas a poder lactar después de la cesárea, es demasiado doloroso. No te apures, la fórmula es lo mismo.”
Amamantar no debe doler, incluso después de una cesárea. Efectivamente, puede resultar incómodo encontrar una posición adecuada luego de la cirugía, pero en ese caso, la madre puede ofrecer el pecho acostada o utilizar un cojín para lactancia. Estas madres necesitan apoyo especial durante las primeras semanas de lactancia y durante la estadía en el hospital. Lamentablemente, la falta de información del personal y muchas prácticas hospitalarias atropellan el vínculo entre mamá y bebé que ayudará a establecer una lactancia exitosa.
(N d propietaria del blog) Una razón que me permito agregar, que no está en el blog citado, es que ahora además suelen dar como fecha estimada una mucho más temprana que la real de 40 semanas cumplidas. Así, cuando llegan a la fecha probable de parto, se la considera "pasada de fecha" (cuando a veces, he constatado que faltaban hasta dos semanas completas de gestación para llegar a término). UN asaje de ida a la cirugía.
Como estas, existen muchas otras frases que resultan tan absurdas, que no vale la pena ni mencionar.
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