viernes, 29 de junio de 2018

Esa Locura de Dejar Llorar por Melina Bronfman



Esa locura de dejar llorar

Por Melina Bronfman

“Querido grupo, tengo una bebecita de apenas mes y medio. Toda mi familia me recrimina que la atiendo y no la dejo llorar. Que si sigo haciendo esto se convertirá en una niña muy mañosa. Que debo dejarla llorar para que se acostumbre a que la vida no es como le hago creer ¿Estoy tan equivocada?”
Este tipo de inquietudes abundan todavía en el grupo de consultas de crianza que funciona en Facebook (Crianza Fisiológica 2 https://www.facebook.com/groups/crianzafisiologica/).




Cada vez que una madre hace esta pregunta se me estruja el corazón pensando en las millones que no tienen un espacio de chequeo para verificar que les han recomendado semejante atrocidad, cuyos bebés corren el riesgo de que su madre termine sometiéndose a semejante distorsión de la realidad y terminen sin la atención que necesitan y merecen sobre todo siendo tan pequeños.

Partamos del concepto de REGULACIÓN. Es un estado de armonía, equilibrio interno, sin tensiones, que nos permiten un estado de paz y confianza en nuestro ENTORNO. Para un/a adulto/a, un entorno regulador puede ser un espacio físico en donde puede satisfacer sus necesidades de hambre, sed, sueño, temperatura, movimiento, higiene. Pero este entorno necesita también de pares. Necesitamos hablar, contarnos nuestras penas, abrazarnos, reír. Somos seres sociales y tampoco podríamos sobrevivir en soledad, aún siendo adultas/os. Pero estos pares deben ser personas en las que sabemos que jamás nos traicionarán, y que estarán atentas a nuestras necesidades para ayudarnos en lo que les sea posible a satisfacerlas.


Las crías humanas, además, nacen en un estado de vulnerabilidad total (nada pueden satisfacer por sí mismos, ni hambre ni sed, ni calor, ni sueño, etc) y precisan de un periodo de exterogestación, es decir estar en contacto prácticamente constante con su madre, porque su madre es ESTE ENTORNO del que hablábamos antes.

Mamá es la persona que más eficazmente puede satisfacer hambre, sed, temperatura, sueño, movimiento, higiene, etc . porque está biológicamente y emocionalmente dotada para ello.
Sobre todo, si Mamá es una adulta que está conectada con BEBÉ y sabe perfectamente qué necesita para estar regulado.

Entonces, para tener clara la respuesta a la consulta inicial: las crías mamíferas NECESITAN estar reguladas para que su desarrollo sea sano, entiendan cómo funcionan, confíen en su entorno y en sí mismos, y crezcan en un estado de paz, alegría y autoconfianza.

Las/os adultas/os que estamos cerca de un bebé debemos saber esto para brindar toda la ayuda posible a la mamá, así ella puede dedicarse a regular a su bebé.

Ignorar las necesidades de la madre o las necesidades del bebé pueden generar una ruptura de la confianza de la mamá en su entorno, ya que todo aquello que desregula termina siendo tóxico y violento.

Si la mamá no puede ver este dilema en el que la colocan (dejar llorar a su cría versus atender a respuesta sus necesidades), puede verse acorralada entre dos situaciones opuestas, en las que probablemente:
 1,se sienta atrapada en una vida no deseada y comience a desde arrepentirse de la maternidad, hasta desarrollar síntomas compatibles con una depresión posparto.

2, rechazar a su bebé porque éste le muestra su soledad, porque le pide lo que su entorno le critica cuando lo satisface, y en definitiva termina por sentirse mala madre, o que le tocó un bebé equivocado.








3, atender a su bebé pero llena de culpa por sentir que “está haciendo todo mal” según su distorsionado entorno.
4, rechazar a su entorno que puede ser desde distanciarse a desvincularse, pelearse y cortar todo tipo de interacciones, porque reconoce que su entorno la desregula. Pero pagar el precio de la soledad, y de la duda, ("¿puede ser que TODOS estén equivocados y sólo yo tenga razón?").

Maternar en soledad




Es muy difícil maternar en soledad, porque no existe el tiempo material para ocuparse de la regulación cotidiana si se está al servicio de la regulación de un bebé, y la alternativa NO ES dejarle y acostumbrarle a llorar sino que la madre se ocupe del bebé y el entorno de la madre.








Negarle al bebé estas experiencias regulatorias es un error gravísimo, porque se produce algo parecido a un cortocircuito en su cerebro en desarrollo. 

Negarle al bebé estas experiencias regulatorias DE MANERA DELIBERADA quiebra la confianza del bebé hacia el adulto, y además destruye sus propias percepciones acerca de sí mismo, lo confunde y socava quizás de forma permanente su autoestima.


Ningún bebé se pone “mañoso”. Los bebés NECESITAN ser regulados constantemente. Sólo gracias a la regulación podrán incorporar tiempos de espera, confiar en su entorno, reconocer sus crecientes habilidades.
“Mañosos “ parecen ser los adultos que insisten en perjudicar a una persona pequeña, tan pequeña que ni siquiera puede expresar lo que necesita salvo a través del llanto, ya que ni siquiera tiene palabras para expresarse. Sin embargo, no son mañosos. Son personas que han sigo gravemente dañadas en su desarrollo, insensibilizadas de tanto sufrir, y han internalizado el maltrato como la manera correcta de criar a los bebés.
Sólo visibilizando esta terrible herida es que podemos solidarizarnos con los bebés y sus madres, y dejar de repetir consejos descabellados e inverosímiles desde el punto de visa de la salud. Una mentira, aunque repetida millones de veces y decenas de años, no se convierte en verdad.
Además: si estuvieras con una amiga/o o un familiar que expresara malestar, llanto, congoja, etc. ¿La/o ignorarías?

Sobre recomendar la frustración: no hay mayor confusión  que recomendar frustrar al bebé con reconocer que ya está frustrado (e incapacitado aún para procurar su regulación). 
Sus habilidades se desarrollarán conforme a su maduracióin y a cuán exitosas sean sus acciones previas. El éxito conduce al éxito, y colocarlo en una situación de fracaso, en donde no puede resolver nada sino someterse, rendirse a la evidencia de que no puede lograrlo y además de que a nadie le importa, ES TERRIBLE  para su psiquis.

Luego en la vida adulta nos la pasamos haciendo cursos de autosuperación personal porque tenemos nuestra autoestima por el sótano.
¿Por qué será? ¿Acaso al herida primal de ser ignoradas/os en nuestras necesidades esenciales no puede hacer tambalear nuestra autoconfianza?


Un bebé desregulado es un bebé que sufre y además, no entiende por qué. Desconfía de su entorno cercano, es inseguro y le costará vincularse amorosamente en el futuro. 
En cambio, un bebé regulado, es un bebé tranquilo. En paz. Feliz. Agradecido. Y recíproco. Ahora, y a futuro.
¿Cuál prefieres criar?