domingo, 22 de diciembre de 2013

EL NACIMIENTO Y LOS ORÍGENES DE LA VIOLENCIA, por Michel Odent

EL NACIMIENTO Y LOS ORÍGENES DE LA VIOLENCIA
Por Michel Odent
Cuando acudimos a la biografía de grandes figuras de la humanidad que comúnmente asociamos con el amor, como pueden ser Venus, Buda y Jesús, se nos presenta la manera en que tuvo lugar su nacimiento como una fase muy importante, como un momento crítico en el desarrollo de sus historias vitales. Por contra, la biografía de personajes famosos, políticos, escritores, artistas, científicos, gente del mundo de los negocios y sacerdotes suele comenzar describiendo detalles de la infancia y educación. ¿Podría indicar esta notable diferencia entre ellos que el nacimiento es un momento crucial en el desarrollo de nuestra capacidad de amar?

Las ciencias biológicas de los años 90 nos enseñan que es la primera hora que sigue al nacimiento la que conforma todo un período crítico en nuestro desarrollo de la capacidad de amar. Durante el proceso del nacimiento, segregamos una serie de hormonas que permanecen en los sistemas corporales tanto de la madre como del bebé justo después del nacimiento. Ambos, la madre y el bebé, se encuentran entonces en un equilibrio hormonal cuya duración tiene una naturaleza vital corta y que, además, no volverá a presentarse en el futuro. Si consideramos las funciones de estas hormonas y el tiempo que tardan en ser eliminadas por parte de nuestro organismo, entenderemos entonces que cada una de estas diferentes hormonas cumple exclusivamente un papel igualmente diferenciado en la interacción madre-bebé.

Son estas mismas hormonas las que funcionan en cualquiera de los aspectos relacionados con lo que conocemos como amor. Datos recientes que van aportando diferentes ramas de la literatura científica vienen a presentar, en esta línea, una nueva visión de la sexualidad. Existe una hormona del amor al igual que también contamos con un sistema de recompensa que opera cada vez que, como animales sexuales que somos, hacemos algo que es necesario para la supervivencia de la especie.

“La primera hora que sigue al nacimiento conforma todo un período crítico en nuestro desarrollo de la capacidad de amar.”

La oxitocina se encuentra en medio de cualquier aspecto relacionado con el amor. Primeramente es secretada por una primitiva estructura de nuestro cerebro llamada hipotálamo; posteriormente pasa a la glándula pituitaria posterior desde donde, bajo circunstancias específicas, es liberada repentinamente en el torrente sanguíneo. Hasta hace bien poco, venía sosteniéndose que la oxitocina era un tipo de hormona característica del sexo femenino cuyo único papel consistía en estimular las contracciones uterinas durante el trabajo de parto y el parto, así como las contracciones del pecho durante la lactancia. Hoy se sabe que la oxitocina es una hormona tanto femenina como masculina y que se encuentra presente en diferentes aspectos de la vida sexual.


Función de la oxitocina en la excitación sexual

Hace muy poco que ha salido a la luz la función de la oxitocina durante la excitación sexual y el orgasmo. Esto, tras innumerables experimentos con oxitocina en ratas y otros animales de laboratorio. Por ejemplo, cuando se inyecta la oxitócica a aves domésticas de corral y palomas, la mayoría, un minuto después de la inyección, empieza a moverse a ritmo de vals, a agarrarse unos a otros por las crestas y a montarse. Hace ya décadas que viene utilizándose la oxitocina con animales en cautividad con fines relacionales. Es ahora cuando contamos con estudios científicos que muestras los niveles de oxitócica durante el orgasmo en los humanos. El equipo [de investigación] de Mary Carmichael de la Universidad de Standord en California ha publicado un estudio en el que se tomaron medidas de los niveles de oxitocina entre hombres y mujeres durante la masturbación y orgasmo. Estas mediciones se realizaron por medio de muestras de sangre recogidas continuamente a través de un catéter fijo en la vena (1). Los niveles obtenidos antes del orgasmo, durante la estimulación, resultaron ser superiores entre las mujeres que entre los hombres. Ciertamente, ya eran superiores durante la segunda fase del ciclo menstrual en comparación con la primera fase. También las mujeres presentaban niveles significativamente superiores que los hombres durante el orgasmo; de la misma forma, las mujeres multiorgásmicas obtenían un pico más elevado durante el segundo orgasmo. En el orgasmo masculino, la oxitocina ayuda a inducir las contracciones de la próstata y las bolsas seminales. El efecto inmediato que conlleva la liberación de oxitocina durante el orgasmo femenino es el de inducir el tipo de contracciones uterinas que ayudan a trasportar el esperma hacia el óvulo. Existen datos de estos hechos datados ya en 1961 aportados por dos médicos americanos y obtenidos durante una operación ginecológica. Ocurrió cuando antes de realizar la incisión abdominal, fueron introducidas partículas de carbono en la vagina de la mujer, cerca del corvino, a la vez que le era administrada una inyección de oxitocina. Luego, encontraron partículas de carbono en las trompas de Falopio (2).

“La oxitocina es una hormona tanto femenina como masculina y se encuentra presente en diferentes aspectos de la vida sexual.”

Margaret Mead, tal y como han hecho muchos antropólogos, se percató de que, en muchas sociedades, el papel del orgasmo femenino había sido totalmente ignorado, considerando que no cumplía función biológica alguna (3). En el mismo estadio de desarrollo de las ciencias biológicas, Wilhelm Reich fue incapaz de relatar cuál era exactamente el papel del orgasmo femenino (4). Hoy en día, con los datos de los que disponemos, podemos mostrar una visión completamente nueva del orgasmo femenino.

La hormona del amor altruista

Sabemos que cierto nivel de oxitocina es necesario durane el proceso del nacimiento, y los obstetras han venido siendo conscientes de ello desde hace bastante tiempo. Sin embargo, no es hasta la actualidad cuando nos interesamos por la cantidad de oxitocina que es liberada justo después de que el bebé ha nacido. La importancia de este pico es especialmente relevante cuando lo ligamos a nuestro reciente conocimiento de que la oxitocina puede inducir a la conducta maternal. Cuando la inyectamos en el cerebro de una rata virgen o una rata macho, se vuelve maternal y comienza a cuidar a los cachorros. En el aso opuesto, si inyectamos un antagonista de la oxitocina directamente en le cerebro de las madres ratas justo después del parto, no prodigan una gran atención a sus crías. Puede decirse que uno de los mayores picos de secreción de la hormona del amor que acontece en la vida de una mujer se da justamente tras el nacimiento, siempre y cuando éste transcurra sin que medien hormonas de sustitución administradas a la madre durante el parto. Parece que el feto también libera oxitocina, lo cual contribuye al comienzo del trabajo de parto a la vez que puede configurar la propia capacidad del bebé para liberar la hormona del amor.

“La oxitocina está presente en la leche humana; es decir, el bebé que es amamantado absorbe cierta cantidad de la hormona del amor a través del tracto digestivo”

En este mismo sentido, estamos en estos momentos conociendo más acerca del papel de la oxitocina en la lactancia. Se ha comprobado el hecho de que cuando una madre oye una señal de su bebé con hambre, se produce un aumento en los niveles de oxitocina, por lo que podemos establecer un paralelismo entre la excitación sexual que comienza antes de que exista cualquier tipo de contacto físico. Tenemos entonces niveles igualmente elevados de oxitocina liberados por una madre en el momento en el que el bebé mama que durante un orgasmo, lo que constituye otro paralelismo entre estas dos situaciones en la vida sexual. Aún más, la oxitocina se encuentra presente en la leche humana. Dicho de otro modo, el bebé que es amamantado absorbe cierta cantidad de la hormona del amor a través del tracto digestivo. Y cuando nos encontramos compartiendo una comida con más personas, también incrementamos nuestros niveles de oxitocina. La única conclusión posible es que la oxitocina es una hormona altruista, una hormona del amor.

Así, cualquier episodio de la vida sexual se caracteriza por la liberación de una hormona altruista, y esto también se refiere a la liberación de sustancias morfina-like. Este tipo de endomorfinas actúan como hormonas de placer como analgésicos naturales. Durante al acto sexual se liberan niveles altos de endormorfinas, por lo que para personas que padecen de migraña, las relaciones sexuales se convierten en un remedio natural contra ese dolor de cabeza. Existe al respecto mucha documentación acerca del uso por parte del organismo de estas sustancias en diferentes tipos de animales.

“En las sociedades en las que la sexualidad genital está muy reprimida, las mujeres tienen una menor probabilidad de tener partos más fáciles, y a la inversa, la rutina hipercontroladora del proceso del nacimiento probablemente influye en otros aspectos de nuestra vida sexual”

Pongamos como ejemplo el caso de los hámster y las betaendorfinas, cuyos niveles en sangre aumentaron en 86 veces en ejemplares machos después de la quinta eyaculación en comparación con los animales del grupo de control. En esta misma línea se han realizado estudios en humanos que profundizan en el papel de la liberación en sangre de endorfinas durante el trabajo de parto y el parto. Como consecuencia de estos nuevos estudios, ha salido a la luz el tema del dolor y si éste es psicológico o resultado de condicionamientos culturales, asunto que ha formado parte del debate con argumentos que podemos situar en hace 40 años. Hoy por hoy damos por aceptado el concepto del dolor psicológico, aunque también existe un sistema de compensación cuya finalidad es regular el uso de sustancias opiáceas naturales por parte del organismo humano. Ése es sólo el comienzo de una larga serie de reacciones.

Por ejemplo, las betaendorfinas liberan prolactina, una hormona que le da el toque final a la maduración de los pulmones del bebé y que es igualmente necesaria para la secreción de la leche materna. También la oxitocina ayuda en este caso a la subida de la leche.

Este aparentemente simple hecho de liberación de endorfinas durante el proceso del nacimiento nos dice que en los 90 no podemos ya separar el estudio del dolor del estudio del placer, dado que el sistema que nos protege del dolor es el mismo que nos produce el placer. Durante el parto y nacimiento, el bebé libera sus propias endorfinas, de lo que se deduce que, en la hora siguiente al nacimiento, tenemos a una madre y a un bebé impregnados de opiáceos. Es entonces cuando se establece esa relación de apego o vínculo, ya que los opiáceos crean un estado de dependencia. De igual manera, cuando los individuos de la pareja sexual se encuentran uno junto al otro e impregnados de opiáceos, se crea otro tipo de dependencia muy similar a la relación de apego entre una madre y su bebé.

Teniendo en cuenta que la lactancia es necesaria para la supervivencia de los mamíferos, no sorprende advertir que existe un sistema interno de recompensa que anima a la madre a dar el pecho. Cuando una madre amamanta, en veinte minutos alcanza el nivel máximo de endorfinas; así, al bebé le ha recompensado la crianza desde que la leche humana contiene endorfinas. Éste es el motivo por el que algunos bebés se muestran como “elevados” después de mamar.

“Durante el acto sexual se liberan niveles altos de endomorfinas, por lo que para las persona que padecen de migraña, las relaciones sexuales se convierten en un remedio natural contra ese dolor de cabeza.”

Nuestros conocimientos acerca de las endorfinas es aún muy reciente. Hace sólo 20 años,Pert y Snyder publicaron un artículo histórico en la revista Science donde revelaban la existencia de células sensibles a la recepción de opiáceos en el tejido nervioso de los mamíferos. Entonces, si el sistema nervioso humano contiene células sensibles a los opiáceos, podríamos pensar que el cuerpo humano es capaz de producir alguna sustancia o sustancias muy similares a las que segrega el opio (5). En cuando se entiendan por completo estos datos científicos publicados, dispondremos de una nueva base de la que partir a la hora de afrontar temas como la relación entre el placer y el dolor, el comportamento masoquista y sádico, la filosofía del sufrimiento, el éxtasis religioso y los sustitutos de la satisfacción sexual, por citar sólo unos pocos temas a modo de ejemplo.

“Durante el parto y nacimiento, el bebé libera sus propias endorfinas, de lo que se deduce que, en la hora siguiente al nacimiento, tenemos a una madre y a un bebé impregnados en opiáceos”

Tanto la oxitocina, hormona del amor, como las endorfinas, hormona del placer, forman parte de un complejo equilibrio hormonal. Pongamos como ejemplo un caso de liberación de oxitocina de modo repentino. De acuerdo a un equilibrio hormonal, podemos dirigir la necesidad de amar en direcciones diferentes. En el caso de una madre con niveles altos de prolactina, ésta, en su trato con el bebé, tiende a concentrar su capacidad de amar hacia su bebé. Cuando los niveles de prolactina son bajos, como ocurre normalmente en los casos de madres que no dan el pecho, el amor es dirigido entonces hacia una pareja sexual, y es que la hormona necesaria para la secreción de la leche materna, la prolactina, disminuye el deseo sexual. Cuando un hombre tiene un tumor por el que segrega prolactina, el primer síntoma es la impotencia sexual. Los fármacos “antiprolactina” pueden ser inductores de sueños eróticos.

Adrenalina y contacto visual

Existen hormonas que inhiben ciertos episodios de la vida sexual, hormonas de la familia de la adrenalina que son liberadas cuando los mamíferos tienen miedo o sienten frío. Este tipo de hormonas, denominadas “de emergencia”, son las que nos proveen de la energía necesaria para protegernos en caso de lucha o de huida. En el caso de una hembra mamífero amenazada por un depredador potencial cuando ésta se encuentra pariendo, este tipo de adrenalina permite a la madre posponer el proceso del nacimiento, parándolo y retrasando ese momento con el fin de impulsar a la madre a luchar o huir del peligro. Es bien sabido por los ganaderos que el imposible ordeñar a una vaca asustada.

Ahora bien, los efectos de la adrenalina durante el proceso del nacimiento prueban ser más complejos en este caso. Ambos, la madre y el bebé, experimentan picos de adrenalina durante las últimísimas contracciones que preceden al nacimiento. Con ello se permite y facilita a la madre estar alerta cuando nace el bebé; además, para los mamíferos supone una ventaja añadida, ya que liberan energía suficiente para proteger al recién nacido. Otro de los efectos derivados de tal cantidad de adrenalina disponible en el organismo del feto es que, igualmente, éste entra en el nacimiento en estado de alerta, con los ojos bien abiertos y las pupilas dilatadas de ahí la fascinación de las madres por la mirada de sus criaturas recién nacidas. Aparentemente, este contacto visual representa para los humanos una piedra de toque fundamental en el comienzo de la relación madre-bebé. Hemos de destacar en este punto que las hormonas de la familia de la adrenalina, tan generalmente relacionas con la agresión, cumple un rol muy específico en la interacción madre-bebé durante la hora siguiente al nacimiento.

El cerebro primitivo

En los seres humanos, el principal órgano en funcionamiento durante cualquier actividad sexual es el cerebro. Las ciencias biológicas modernas ven el cerebro como una glándula primitiva que secreta hormonas, pero sólo las primitivas estructuras del cerebro y las que rodean al hipotálamo -aquéllas que compartimos hasta con los mamíferos más primitivos- están activas durante la relación, el nacimiento y la lactancia. Los humanos tenemos un neocórtex -estructura cerebral recientemente descubierta- que alberga al intelecto sobre y alrededor de la estructura cerebral primitiva. Cuando este cerebro racional es sobre estimulado, tiende a inhibir la acción del cerebro primitivo. Durante el proceso del nacimiento, hay una etapa en la que la mujer de parto le da la sensación de estar en otro planeta; para llegar a ese “otro planeta”, ha tenido que cambiar su nivel de conciencia reduciendo la actividad del neocórtex. Y contrario, durante el proceso del nacimiento y cualquier experiencia sexual, una estimulación del neocórtex tiene un efecto inhibitorio: una conversación lógica, sentirse observada, luces fuertes, etc. Hay pocas parejas que puedan hacer el amor si se sienten observadas o si sus neocórtex se encuentran estimulados por luces fuertes o pensamientos lógicos.

Resulta irónico que los mamíferos no humanos, cuyo neocórtex no está tan desarrollado como el nuestro, cuenten con una estrategia para dar a luz en privado. La sensación de seguridad es un requisito previo para mantener el estado de privacidad. Para uno sentirse seguro, antes debe de sentirse protegido. Recordemos que las primeras comadronas eran normalmente las madres de las mujeres que estaban dando a luz. Otras comadronas que sustituían a la figura materna debían ser, sobre todo, personas protectoras.

“Durante el proceso del nacimiento, hay una etapa en la que a la mujer de parto le da la sensación de estar en otro planeta; para llegar a ese “otro planeta”, ha tenido que cambiar su nivel de conciencia reduciendo la actividad del neocórtex”

Tratar la sexualidad como un todo supone tener en cuenta muchas implicaciones. En las sociedades en las que la sexualidad genital está muy reprimida, las mujeres tienen una menor probabilidad de tener partos más fáciles, y a la inversa, la rutina hipercontroladora del proceso del nacimiento probablemente influye en otros aspectos de nuestra vida sexual.

Es necesario un completo trabajo para estudiar estas correlaciones, las cuales están basadas en muchos textos antropológicos de la muy reciente y moderna etnología, como el trabajo de Malinowski The Sexual life of Savages (7) y los estudios de Margaret Mead. Nos encontramos con las mismas correlaciones cuando comparamos las últimas estadísticas relacionadas con el nacimiento del s. XX en los países de Europa: los nacimientos son más fáciles en Suecia que en Italia.

Por supuesto, amor y sexualidad no son sinónimos. Nadie puede definir el amor, ni nadie puede analizar con precisión los distintos tipos de amor. La última forma de amor entre los humanos debería de ser el amor a la Naturaleza, un gran respeto hacia la Madre Tierra. Durante la primera hora que sigue al nacimiento, el primer contacto del bebé con su madre es un período crítico en el desarrollo de la capacidad de respeto a la Naturaleza. Debe de existir algo en común entre la relación con la madre y la relación con la Madre Tierra. Debe de haber algunas, muy pocas, culturas en la que exista excusa alguna para interferir en el primer contacto entre madre y el bebé. En estas culturas, la necesidad de dar a luz en la intimidad siempre se ha respetado, culturas que se han desarrollado en sitios donde los humanos tenían que vivir sus vidas en armonía con el ecosistema, donde resultaba una ventaja desarrollar y mantener el respeto hacia la Madre Tierra.

Cuando el proceso del nacimiento se vea como un período de suma importancia en el desarrollo de la capacidad de amar, ocurrirá la revolución en nuestra visión de la violencia.
Para cambiar el mundo es preciso cambiar la forma de nacer. M. Odent

Publicado en la Revista Obstare nº 7, invierno 2002 (pp 46-50)
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lunes, 16 de diciembre de 2013

POR UN PARTO MÁS HUMANO. PARTOS: “DETENER EL FENÓMENO INTERVENCIONISTA”

Compartimos la nota que la periodista Julia Uccello les realizó, para la revista Rosario Express, a Daniel Crosta, director de la Maternidad Martin, y Gustavo Baccifava, jefe de obstetricia del Hospital Roque Saenz Peña. Una mirada médica sobre el parto humanizado en la salud pública y privada de Rosario, Argentina. Doulas de Rosario.

POR UN PARTO MÁS HUMANO
PARTOS: “DETENER EL FENÓMENO INTERVENCIONISTA”
Nos hemos olvidado de preguntarnos cuáles son las necesidades básicas de una mujer durante el trabajo de parto. Hemos tomado el camino equivocado. Lo mejor en este caso es regresar al principio y comenzar otro camino”, Michel Odent (obstetra especialista en investigación pre – y perinatal).

Las palabras “nacer” y “naturaleza” tienen la misma etimología, y sin embargo el parto es cada vez más intervenido por la medicina sin respetar los tiempos naturales. Año a año, los índices de cesáreas aumentan de manera exponencial, superando ampliamente la sugerencias del 10% (en casos excepcionales) de las que habla la Organización Mundial de la Salud (OMS). En Rosario la tendencia se hace evidente especialmente en los efectores privados, donde desde un 50% a un 70% de los partos se realizan por medio de intervenciones quirúrgicas.

El parto respetado es un derecho establecido en la ley 25.929 que dice, entre otros puntos, que se debe respetar la evolución normal o natural de un trabajo de parto. “No hay que tratar de intervenir o medicalizar un hecho absolutamente biológico si no existe una verdadera causa que lo justifique”, afirma Daniel Crosta, director de la Maternidad Martin. Él explica que esto se sabe, pero no siempre se hace o se dice, y relaciona las cusas con temores que manifiestan tanto los médicos como las embarazadas.

Al parecer, los tiempos fisiológicos de un parto son muy diferentes a los tiempos que se manejan en una institución médica o de aquellos que se imponen a nivel cultural, donde prima la ansiedad. El sistema falla, y como contrapartida, desde las maternidades públicas se alerta para detener el fenómeno intervencionista, haciendo hincapié en el acompañamiento, y aceptando los cada vez más frecuentes “planes de parto” que llegan a las maternidades en forma de documento escrito, con el propósito de que sean respetados los deseos de las madres y sus parejas de elegir.
Gustavo Baccifava, jefe de obstetricia de la maternidad del Hospital Roque Saenz Peña asegura que hay que iniciar acciones de forma urgente para revertir el modelo asistencial tecnocrático actual y optimizar la calidad de atención de madres y bebes: “Se requiere de una revisión profunda de las prácticas obstétricas actuales basadas - muchas veces - no en pruebas científicas, sino en viejas tradiciones hospitalarias y en sistemas de creencias”, opinó.

Si se tiene en cuenta que las cifras a nivel mundial dictan que las maternidades con menor intervención son aquellas con menor índice de morbimortalidad perinatal, la revisión de los sistemas sanatoriales se impone. En la Maternidad Martin son conscientes de ello, pero no hay una visión optimista de un futuro próximo: “Llegar a un cambio llevará mucho tiempo, porque no hay que convencer sólo a un actor, sino a todos los actores involucrados. Hay que convencer a los médicos de volver al parto natural para evitar un montón de complicaciones, pero también convencer a las propias mujeres de que la cuestión natural es mucho mejor para ellas y para sus bebés”, dijo Crosta.

EL PODER DEL OBSTETRA
Desde hace muchos años se ha ido configurando un paradigma del parto, en donde el poder se ha desplazado absolutamente hacia el médico, entregándoles una responsabilidad muy grande. La mujer ha perdido autonomía en el parto porque ya ha olvidado cómo es un parto normal sin intervención, y es por eso que existen temores insalvables que juegan como enemigos en la llegada del nacimiento. Gustavo Baccifava explica a Rosario Express esta tendencia, haciendo un llamado a la toma de conciencia por parte de toda la sociedad para cambiar el modelo actual.

¿Cómo explica el poder actual del medico obstetra?
Hace aproximadamente 200 años la mujer en parto se trasladó de los hogares a las instituciones de salud. Con el transcurso del tiempo un acontecimiento femenino, íntimo y familiar, se ha convertido en un procedimiento médico-quirúrgico. Intervenciones médicas que eran excepcionales se transformaron en rutinarias, con consecuentes efectos adversos tanto en la madre como en el bebé (O.M.S ,1998). Se ha despojado a la mujer del control de su propio parto.
Hay que restituirle el protagonismo a la mujer, ya que es ella la que posee la sabiduría innata para parir. El equipo de salud debe ser respetuoso del proceso fisiológico y limitarse a intervenir activamente sólo en aquellos pocos casos de nacimientos complicados. Se trata de relaciones de poder, donde el sistema médico consolida su autoridad provocándole miedo al parto a la mujer embarazada.

¿De qué se tratan los planes de parto que le acercan a la maternidad?
Es un resguardo frente a éste escenario de mujeres embarazadas y sus parejas que elaboran y presentan documentos denominados “Plan de Parto y Nacimiento” donde expresan sus preferencias, necesidades, deseos y expectativas respecto al proceso de parto. Procedente del mundo anglosajón, ésta fórmula permite a la mujer embarazada y su acompañante tomarse todo el tiempo que necesite y consultar diferentes fuentes para poder formarse una opinión y expresar sus preferencias en relación a la atención que desean recibir. Así se evita tener que hacerlo durante el parto, momento emocional y físico centrado en el proceso vivencial. Garantiza la comprensión del proceso y la participación activa de las mujeres, además de facilitar la relación y la tarea del equipo profesional. Suelen enviarse a los hospitales o clínicas en forma de carta. Lo importante es que las decisiones libres e informadas de las usuarias de los servicios han de respetarse independientemente de la forma y título que le demos.

¿Por qué habitualmente se induce el parto sin esperar los tiempos naturales?
Considero que se trata de un problema cultural y social. Actualmente se vive de manera vertiginosa, con ansiedad, y la mujer embarazada con su pareja no son ajenas a esto. Se observa frecuentemente que ante una consulta a las unidades obstétricas se “interna” precozmente a la mujer, aún sin encontrarse en franco trabajo de parto, produciéndose un efecto en cascada, con mayor cantidad de intervenciones médicas y efectos adversos (O.M.S). Por eso la sociedad, incluido el equipo de salud, deben comprender la importancia de respetar los “tiempos biológicos” del proceso de parto.

¿Puede afirmar que la mayoría de los obstetras no tienen noción de lo que es un parto espontáneo sin intervenciones?
Los médicos en su mayoría no tienen experiencia en haber asistido partos no intervenidos; los partos institucionales son muy diferentes a los partos fisiológicos.

¿Cuáles son los pasos que se siguen de rutina cuando una embarazada queda internada para tener su bebé?
Hay un mensaje simbólico en las Instituciones. Es común observar que la mujer es “ingresada” en silla de ruedas o camilla a los hospitales; en éste caso el mensaje es: “usted es incapacitada físicamente”. Luego se le coloca una bata hospitalaria (uniforme): “ud. es igual al resto”, se le acuesta en una cama y se la une al suero: “cordón umbilical” de la institución. En general se le prohíbe ingerir líquidos. Además no se le permite elegir libremente la posición en el proceso de parto. Luego se le gotea (muy frecuentemente) hormona sintética denominada oxitocina, y se le practica rotura de bolsa.
Ante ésta cascada de intervenciones y prohibiciones la mujer experimenta un dolor insoportable, mucho más allá del provocado por las contracciones naturales por lo que lógicamente solicita “a gritos” anestesia; se le practica habitualmente anestesia peridural; procedimiento que requiere habitualmente mayor uso de oxitocina sintética y mayor posibilidad de efectos adversos en el bebé (por hipotensión arterial materna y otras causas) y de parto instrumentado.

Entonces existe una clara relación entre la inducción al parto y la cesárea…
Sí. Todo proceso fisiológico que se interfiere innecesariamente, se dificulta, se entorpece y complica.

¿Por qué hay médicos que practican tantas cesáreas? ¿Cuáles son las consecuencias negativas que ésta acarrea?
La cesárea es cómoda y práctica para el médico. En las últimas décadas el sistema médico ha ido instalando en la sociedad la idea de que la mejor y más segura forma de nacer es por medio de operación cesárea. Producto de ello es que actualmente muchas mujeres y sus parejas solicitan cesárea a “la carta”. Dr. o Dra.: “deseo programar la cesárea para tal o cual día”. La cesárea es una operación de cirugía mayor que entraña de 5-10 veces más riesgos de complicaciones maternas y 2-4 veces más posibilidades de muerte materna que por parto vaginal. La operación cesárea es un recurso maravilloso, mal utilizada daña la salud.

¿Qué acciones se necesitan para empezar a plantear un cambio?
Es necesario e imprescindible para lograr un cambio sustancial en el escenario del nacimiento, que la comunidad tome conciencia de la realidad actual y sea protagonista principal de dicho cambio. Si las mujeres supieran de la inmensa fuerza que habita en ellas, cambiarían el escenario del nacimiento.

MÁS Y MÁS CESÁREAS
De acuerdo a la información brindada por los entrevistados, el incremento de las cesáreas comenzó a notarse desde hace más de una década, cuando empezó a verse muy influenciado el trabajo médico debido a los juicios por mala praxis aumentando el temor, no solamente en la conciencia del médico, sino también en la conciencia de las pacientes, al pensar que la cesárea era una solución para resolver dificultades en el parto.
Lo cierto es que la intervención quirúrgica es más frecuente que el parto natural en la salud privada y según Crosta, está íntimamente ligada con los tiempos del profesional: “Es más fácil para el médico programar una cesárea, sabiendo qué día y a qué hora va a nacer ese bebé, y no tener que esperar que se desencadene en forma natural un trabajo de parto, algo que puede tocar en cualquier momento y tardar muchas horas. En la parte pública eso no sucede porque nosotros trabajamos con planteles de médicos que están de guardia. Vos venís a esta institución a tener tu parto y te va a atender la guardia que corresponda a ese día”.

PARTO SIN AMOR
“El modelo asistencial vigente le ha robado el componente espiritual y emocional al nacimiento”, reveló Baccifava. Con el correr de los años hay mayores índices de inducción del parto, donde se utiliza la oxitocina sintética (una hormona que la mujer libera de forma natural), provocando las contracciones que actúan sobre el músculo del útero y desencadena el trabajo de parto.
Cuenta Crosta que con la droga sintética se intenta provocar en pocas horas lo que a veces, en forma natural, lleva días de evolución. “Por eso, cuando uno decide una inducción, tiene un alto porcentaje de fracaso y termina en cesárea. La decisión de acelerar los tiempos se debería aplicar a ciertas patologías (diabetes, o presión alta por ejemplo) para evitar posibles complicaciones, pero se aplica en pacientes con fecha probable de parto”. Además existen muchas pacientes que solicitan la realización de una cesárea electiva por el temor al parto: “En esto juegan un montón de cuestiones subjetivas que tienen que ver con que de chiquitas a las mujeres se les va inculcando ese temor del sufrimiento al parto, al dolor. Frases como “vas a ver lo que es un parto” configuran esta cuestión social y cultural que hace que muchas mujeres lo soliciten”, explicó Crosta.
La oxitocina liberada de forma natural causa las contracciones del útero y ayuda al desarrollo natural del instinto de protección y del cuidado del bebé después de su nacimiento. La liberación
de esta hormona requiere de ciertas condiciones de intimidad que la mujer persigue en el momento tan particular por el que atraviesa. En este sentido, la asistencia en instituciones dista mucho de poder lograr el respeto de esa necesidad, cuando, por ejemplo, se usan luces fuertes, no se logra silencio, se coloca a la mujer en posición de camilla o se le pregunta por cuestiones del orden de lo burocrático como la obra social, o el minuto de la última contracción, corriéndola del eje de su escenario. En suma, lo que perturba malogra la liberación de la hormona, interrumpiendo el curso natural del trabajo de parto y derivando en el uso de la hormona sintética.
El parto respetado propone un punto intermedio entre la necesidad de la mujer actual de ser asistida y monitoreada por equipo profesional y el acompañamiento de la cuestión natural de la que somos parte. Hay un reclamo insatisfecho que seguirá sonando si no se atienden las necesidades relacionadas con ese íntimo estado emocional. Hoy con toda la tecnología uno puede evitar una complicación, pero los entrevistados hacen visible la diferencia: “No debemos intervenir en todos lo partos sino estar preparados para detectar aquellos en los cuales haya una complicación o una patología que pueda afectar la salud de la madre o el niño”, concluyó Crosta.

RECUADRO
15000 nacimientos al año se contabilizan en Rosario
4750 promedio de partos al año en la Maternidad Martin
1800 promedio de partos al año en la Maternidad del Roque Saenz Peña
Un 25% son cesáreas en estas maternidades públicas
Los sanatorios privados realizan de un 50% a un 70% de cesáreas.