Mostrando entradas con la etiqueta testimonio. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta testimonio. Mostrar todas las entradas

sábado, 15 de mayo de 2010

testimonios de mujeres que contaron con el apoyo de una Doula durante su trabajo de parto y parto

Soñé para mi cuarta hija un parto respetado. Parirla fue conmovedor. Guadalupe naciò en un hospital privado y logramos - con cierta insistencia - elaborar un protocolo especial con los procedimientos y cuidados que considerabamos importantes. Melina Bronfman, doula, nos acompañò en todo el proceso. Su presencia femenina me diò fuerza, impulso, silencio y palabras. Su soporte emocional y sus manos entrenadas transformaron momentos de intensidad en placer y conexión con lo sagrado del momento. Las mujeres necesitamos apoyo y coraje para dar a luz y mi doula fue mi espejo de poder. Gracias otra vez.
Carolina Gowland

Yo quiero compartir mi testimonio: tuve doula durante embarazo y posparto. Fue para mi un apoyo fundamental. Antes de estar embarazada nunca había escuchado hablar de 'doulas', pero cuando me tocó vivirlo, empecé a buscar información sobre embarazo, parto, maternidad y conocí una 'Doula' (Melina Bronfman) que fue la puerta de entrada a un embarazo, parto y posparto tal como lo había deseado e imaginado sin saberlo, pero siguiendo mi instinto más profundo de mujer. El apoyo que recibí fue muy rico y cubría todos las necesidades del momento. Con toda la naturalidad con que una doula como mujer experimentada puede ofrecer, recibí datos valiosísimos como ejercicios, posturas, bibliografía, música, consejos, y muchas respuestas a dudas que me iban surgiendo durante el embarazo. Toda esa información me dio mucha tranquilidad, libertad y seguridad; y me permitió disfrutar mucho de todo el proceso hasta llegar a dar a luz. Estuve unos años viviendo en el exterior, allí también busqué una doula con quien compartir mis dudas y consultas.
Hoy, de vuelta en Argentina, soy mamá de dos niños y estoy en contacto con ambas doulas, sigo conectada porque es una contención para mi, y a su vez, a través de ellas, estoy ligada a una red de madres con quienes se comparten variados temas de crianza de los chicos que me resulta muy enriquecedor.
Sin ser doula, aprendí tanto de ellas, que hoy disfruto mucho compartiendo mi experiencia con todas las madres y futuras madres que me voy cruzando.

Marcela Pieniazek

Agradezco a Melina el haberme abierto la puerta al mundo del embarazo respetado. El haberla conocido me permitió en primer término sacar de mi cabeza el miedo al parto primer paso para poder luego quedar embarazada. Gracias a ella hoy tengo dos hijos maravillosos que me permitieron conocer la ternura de la maternidad. Melina nos acompañó durante el recorrido de mis dos embarazos tanto a mí como a mi marido sacando todas nuestras dudas y miedos para permitirnos transitarlos con paz y mucho amor. Además nos enseñó como hacernos respetar en un momento tan delicado como el parto dando como resultado una conexión inigualable con mi marido y por supuesto con los protagonistas principales mis hijos. Qué más puedo decir sin ella esto no hubiera sido posible. Gracias, Florencia Annacondia.

"mi primer parto fue atravesado con grandes expectativas, anhelos, alegría, un poco de miedo a lo desconocido, pero con confianza mi misma y en quienes me rodearon: mi marido, melina como doula, mi partera y mi médico. todos ellos fueron imprescindibles e irremplazables en su rol, pues me dieron confianza, apoyo, amor, entusiasmo. en el segundo parto varió un poco mi sensación, pues hubo también grandes expectativas, anhelos y alegría, y además hubo una importante cuota de buenos recuerdos, de volver a lo que uno ya conoce para agregarle más amor y conocimiento. esto se logra al conocer, al saber, al enfrentar una situación como la que es el parto y la bienvenida a un nuevo ser con pleno conocimiento del momento que se está viviendo, y con la ayuda de gente que coincide con uno en los pensamientos, en las experiencias y en las ganas de respetar y ser respetado
Denise Blajean"
Haber contado con la presencia y conocimientos de Melina cambió totalmente mi embarazo, parto y manera de ver a los bebés. Melina me ayudó a tener confianza en elegir un parto en mi hogar, me dio la posibilidad de ver la experiencia de criar un bebé de una manera que nunca antes había escuchado pero que a la vez era coherente con lo que resonaba en mi corazón, enriqueció mi embarazo con conocimientos, con compañía, con serenidad y experiencia.
Saber que esa persona está ahi para uno siempre incondicionalmente. Luego el parto y la compañía en cada contracción, la noche entera durmiendo al lado mío en la bañadera de mi casa para que yo pudiera descansar, la ayuda para tomar las decisiones que fueron necesarias, el apoyo constante que hicieron de mi parto una experiencia extraordinaria. Luego de eso la compañía en los primeros tiempos de mi bebita y siempre y a cada momento que necesito hacer una consulta, tengo una duda, un comentario, Melina siempre está ahi. Melina como persona y doula cambiaron radicalmente toda la experiencia de esperar y tener a mi bebe.
Gabriela Cvetko

Realmente contar con una doula para cualquier mujer que esta en el proceso maravilloso de ser madre y luego de serlo, o sea del parto, es un regalo hermoso.... todo el proceso del ser madre trae aparejado un montón de sensaciones desde la felicidad plena hasta sensaciones de miedo, pero todo parece aclarase y hacerse liviano cuando podes contar con alguien que te da una caricia al alma, y desde un lugar distinto a lo que puede ser una amiga o un familiar, te llena de contención y cariño para poder llevar adelante la gran tarea divina de ser mama. Gracias Meli. Eugenia Sulpizio

viernes, 12 de febrero de 2010

testimonio de un padre que recibió a su hijo en un parto en casa

Renato (papa de Iñaki, Nacido en casa)
Llevamos hora y media de contracciones ininterrumpidas, cada 5 o 6 minutos. Denise tiene los ojos vidriosos, como amielados. Dice que nota al bebé tranquilo; que apenas se mueve, sereno; como si supiera qué hacer. A la hora y media, las contracciones parecen ser mas intensas. Denise va a hacer pis. Siento que todo, lentamente, se acerca. Bebi siente que estaría dilatando ya. 3° hora: las contracciones se intensifican en cantidad y dolor. No hay sangre todavía. Denise se sienta sobre la pelota en cuclillas. Llega Melina, de gran ayuda, y cuando las contracciones se hacen más intensas aún -pero no todo lo que después vimos- Alejandra, la partera, pide por teléfono que preparemos el baño a donde Denise pasa la sexta y séptima hora. Es un momento muy intenso para mí, ya que Denise se apoya sobre mi cuerpo -me moja varias remeras- cada vez que llegan las contracciones. Melina me acompaña sujetándole las ancas. Es muy intenso porque debo anotar las contracciones y volver. Denise está tranquila; respira y de repente la llegada de otra contracción de modo que se yergue, se acomoda sobre mi cuerpo y aguanta el chubasco. Una y otra vez. Llega Alejandra, hace un tacto a Denise y le provoca otra contracción. Alejandra sugiere que Denise salga del agua y así se hace.Controla el ritmo del bebé y en la cama hace otro tacto que miro de reojo por el visillo de la puerta de la habitación a la que ha vuelto Denise. La dilatación es 6. Se está bien, pero falta. Me alegra que haya llegado la partera. En estas circunstancias uno siempre teme lo peor. Entonces Denise va de nuevo al baño a hacer pis o caca, como otras veces.Ahí las contracciones empiezan a ser pujos y los gritos más intensos y profundos, como aullidos de lobo. Denise cabalga sobre Melina, que saca chapa de grande. Yo, que me había dormitado un ratito quedo a un costado, observando el desenlace. De repente Alejandra llama al médico y me pide que me quede detrás de Denise y le pide a ésta que se ponga de cuclillas, abandonando el inodoro. Así se hace y Melina encuentra -por fortuna- el mando del aire acondicionado que debíamos apagar pues el cuarto había bajado mucho la temperatura, que no era ideal para el bebé. Llegar Carlos, en silencio y observa. Alejandra manda. Denise puja y el bebe asoma la cabeza, pero no, vuelve atrás.Alejandra pide otro pujo y otro y otro. Quizás 7 u 8, intensos, distintos, dolorosos, con ese grito tierno pero penetrante que cala a fondo de los demás. Yo me estremezco y sollozo. Hubiera querido llorarme todo pero no fue. De repente, al cabo de otro gran grito de cuclillas en el baño, aparecía la cabeza y detrás, como bolsa de papa, todo el cuerpo, como una bola morada. Alejandra se lo pone a Denise en el pecho, que lo recibe radiante. Y así unos segundos, quizás minutos. Luego Carlos limpia fugazmente el cuerpo; anuda el cordón y me da la tijera para cortarlo. El bebé se da vuelta e incomoda la operación que luego hago, tembloroso, en dos tiempos. De inmediato advierto que es hombre, morado, pero lentamente pierde esa coloratura. De seguido, la caída de la placenta y la entrega del bebé a mí, para que Denise se incorpore, acicale un tanto y vaya con el bebé -tranquilo, sin llanto alguno- a la cama. Ahí, en brazos, silencio cómplice, elegante y experimentado de los demás (Carlos, Alejandra y Melina) contemplo temeroso a mi Iñaki.