Mostrando entradas con la etiqueta lactancia prolongada. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta lactancia prolongada. Mostrar todas las entradas

viernes, 27 de agosto de 2010

"Amamantar en la tierra de Genghis Kahn"


“Amamantar en la Tierra de Genghis Kahn”-Lactancia materna en Mongolia. Texto de Ruth Kamnitzer traducido por Ana Isabel Chinchilla
24 Agosto 2010 por Nohemí

Artículo publicado originalmente en www.drmomma.org


Ruth Kamnitzer
Hay en Mongolia un dicho muy utilizado que afirma que los mejores boxeadores toman leche materna durante al menos seis años, afirmación muy seria para un país en el que el boxeo es el deporte nacional. Me trasladé a Mongolia cuando mi primer hijo tenía cuatro meses y viví allí hasta que cumplió tres años.

Criar a mi hijo en aquellos primeros años en un lugar donde la actitud hacia la lactancia materna es tan radicalmente diferente de las costumbres que prevalecen en Norteamérica me abrió los ojos a una visión completamente diferente de cómo podría ser todo. Los mongoles no solamente prolongan la lactancia materna, sino que además lo hacen con más entusiasmo y menos inhibiciones que casi nadie de los que había conocido hasta entonces. En Mongolia, la leche materna no es sólo para bebés; no se trata sólo de nutrición y definitivamente no es un tema sobre el que se imponga la discreción. Es la madera de la que estaba hecho Genghis Khan.

Al igual que muchas madres primerizas, no había pensado demasiado sobre la lactancia antes de tener a mi bebé, pero minutos después de que mi hijo Calum saliera, se agarró a la teta y durantelos siguientes cuatro años no parecía nada dispuesto a soltarse. Tuve suerte, porque en muchos aspectos la lactancia nos resultó sencilla: ninguna grieta en el pezón, rara vez un pecho ingurgitado. Mentalmente las cosas no eran tan sencillas: a pesar de lo mucho que amaba a mi bebé y disfrutaba del vínculo que nos ofrecía la lactancia, en ocasiones resultaba insoportable. No estaba preparada para la magnitud de mi amor por él ni para la intensidad de su necesidad de mí en exclusiva y de mi leche. “No le permitas que te convierta en un chupete humano”, me advirtió una enfermera canadiense pocos días después del nacimiento de Calum, que mamaba a todas horas, pero yo repasaba todos los posibles motivos de su llanto (¿gases?, ¿pañal? ¿infraestimulación? ¿sobreeestimulación?) y por lo general acababa dándole teta de nuevo. Me preguntaba si hacía bien.
Entonces me trasladé de Canadá a Mongolia, donde mi marido llevaba a cabo unos estudios sobre vida salvaje. Allí los bebés están siempre envueltos en varias capas de gruesas mantas, atados con cuerda como un paquete que no quieres que se rompa en el correo. Cuando un paquete murmura, se le pone un pezón en la boca. No se les cambia muy a menudo y nunca se les hace eructar. No hay ni siquiera una manos en las que poner un sonajero. Por supuesto, no hay ratitos boca abajo. Los niños permanecen envueltos hasta al menos los tres meses, y cada vez que emiten un sonido, se les da de mamar.

Esto resultaba interesante. A los tres meses, los bebés canadienses ya tienen actividades sociales, incluso natación. Algunos aprenden a “calmarse solos”. Yo daba por sentado que había muchos motivos por los que un bebé podía llorar y que era mi trabajo averiguar la razón y darle la solución adecuada. Pero en Mongolia, aunque los bebés puedan llorar por muchos motivos, sólo hay una solución: leche materna. Dejé de darle vueltas e hice lo mismo.

En Canadá la lactancia materna aún está rodeada de cierto misticismo, pero en realidad no estamos demasiado acostumbrados a ella. La lactancia se realiza en casa, en grupos de lactancia, quizá en alguna cafetería: rara vez se ve en público y desde luego nosotros mismos no tenemos recuerdos conscientes de haber sido alimentados con pecho. A esta íntima actividad entre madre e hijo se la trata con secretismo y educadas miradas hacia otro lado, y se considera casi igual que las demostraciones públicas de intimidad en una pareja: no es tabú, pero sí que causan ligera incomodidad y son educadamente ignoradas. Cuando el silencioso y angelical recién nacido se convierte en un niño activo resuelto a comunicar a todo el mundo lo que está haciendo a cada momento, bueno, entonces esos ojos se apartan con mayor rapidez e intensidad, a veces con el ceño fruncido.

En Mongolia, dar el pecho en público, en lugar de relegarme a la sección de “sólo mamás”, me puso decididamente en el centro de atención. Su práctica universal de dar pecho en cualquier momento y lugar, así como la cercanía en la que la mayoría de los mongoles vive, implica que todos están acostumbrados a ver un pecho en acción. Les alegraba ver que hacía las cosas a su manera (que por supuesto era la manera correcta).

Cuando daba pecho en el parque, las abuelas me brindaban sus historias sobre cómo habían alimentado a sus doce hijos. Cuando daba pecho en el asiento trasero de los taxis, los conductores levantaban sus pulgares por el retrovisor y me aseguraban que Calum se convertiría en un gran boxeador. Cuando paseaba por el mercado acunando a mi hijo en mis brazos mientras mamaba, los comerciantes me hacían un sitio en su puestos y le decían al niño que se lo bebiera todo. En lugar de mirar a otro lado, la gente se inclinaba sobre Calum y le besaba la mejilla. Si se soltaba de la teta en respuesta a la atención recibida, dejando mi pecho chorreando y completamente expuesto, no pasaba nada. Nadie se quedaba mirando, nadie apartaba la vista: simplemente se reían y se limpiaban la leche de la nariz.

Desde que Calum tenía cuatro meses hasta los tres años, allá donde fuera, oía una y otra vez lo mismo: “La teta es lo mejor para tu bebé, lo mejor para ti” La aprobación constante me hacía sentir que hacía algo importante que interesaba a todos; exactamente la clase de aprobación pública que *toda* madre reciente necesita.

Para cuando Calum cumplió los dos años, yo ya había descubierto lo útil que podía ser la lactancia materna. Nada hace que un niño se duerma más rápido, alivia el aburrimiento de un largo viaje en coche, o calma una tormenta que se cierne, tan rápidamente como una poca leche calentita de mamá. Es la ayuda más útil para la madre perezosa, y yo creía que le daba todos los usos, pero los mongoles lo llevaban más lejos.

Durante los inviernos mongoles, pasaba muchas tardes en en el yurt de mi amiga Tsetsgee, huyendo del frío glacial de fuera. Fue instructivo comparar nuestras técnicas de crianza. Cuando estallaba una pelea por los juguetes entre nuestros hijos de dos años, mi primera reacción era restablecer la paz distrayendo a Calum con otro juguete al tiempo que le explicaba los principios de compartir las cosas, pero esto llevaba tiempo y una media de éxito de tan sólo un cincuenta por ciento, En el restante cincuenta por ciento de veces, cuando Calum no quería dar su brazo a torcer y su frustración aumentaba hasta el punto de ebullición, lo cogía y le acunaba en brazos para amamantarle.

Tsetsgee tenía una táctica diferente. Al primer murmullo de discordia, se levantaba la camisa y empezaba a menear sus pechos con entusiasmo, diciendo: “¡Ven aquí, cariño, mira lo que tiene mami para ti!” Su hijo apartaba la vista de los juguetes para mirar las dianas de sus pechos y siempre se iba hacia ellos.

¿Media de éxito? Cien por cien.

Para no ser menos, adopté la misma estrategia. Allí estábamos, dos madres agitando los pechos como strippers compitiendo por atraer a un cliente. Si los abuelos estaban por allí, se unían a la representación. Los pobres críos no sabían a dónde mirar: la tranquilizadora plenitud de los pechos de sus madres, los mustios pechos planos de la abuela con su larga experiencia, o el extraño montón de carne que el abuelo se agarraba en su envidia de pechos. Por mucho que lo intente, no puedo imaginarme una escena similar en una reunión de la Liga de la Leche.

En mis clases prenatales en un pequeño pueblo de Canadá, donde nació Calum, nos mostraron la lactancia materna con un vídeo de una madre sueca de aspecto especialmente atlético, que daba pecho a su niño pequeño mientras esquiaba. La clase se estremeció: “Claro que es genial para los bebés, pero cuando ya empiezan a hablar y a andar…?” Todas parecían de acuerdo. Yo me callé.

Me tocó a mí sorprenderme cuando una de mis amigas mongoles me dijo que había tomado leche materna hasta los nueve años de edad. Me quedé tan boquiabierta y estupefacta que al principio me lo tomé a broma. Viendo ahora que mi hijo se destetó justo después de cumplir los cuatro años, me avergüenza un poco mi inflexible incredulidad. Aunque nueve años sea bastante edad para tomar el pecho, incluso para los mongoles, no está fuera del rango.

Aunque no siempre era fácil hablar sobre conceptos como “destete voluntario” con mongoles debido a la barrera idiomática, dar pecho “a largo plazo” parecía ser la norma. Nunca conocí a nadie que diera pecho a dos niños, lo cual me sorprendió, aunque debido a que los intervalos entre hijos son bastante largos, la mayoría de los niños dejaban de mamar entre los dos y los cuatro años.

Según UNICEF, en 2005 el 82 por ciento de los niños de Mongolia seguían con lactancia materna entre los 12 y los 15 meses y el 65 por ciento seguían entre los 20 y los 23 meses. El último hijo parece que simplemente continúa, de ahí la niña de nueve años que tomaba pecho, y si la sabiduría popular no se equivoca, de ahí la fama de Mongolia en el boxeo.

Cuando a los tres años Calum seguía tomando pecho con el entusiasmo de un recién nacido y yo me preguntaba cómo surgiría el destete, sentí curiosidad sobre qué animaba a los niños mongoles a destetarse solos. Algunas madres me dijeron que su hijo simplemente perdió el interés. Otras dijeron que la presión de grupo tuvo que ver, (he oído a adolescentes mongoles burlarse de otros diciendo “¡Quieres los pechos de tu mami!” del mismo modo que se dice “¡Corre con tu mamá!”). Cada vez más a menudo, las obligaciones del trabajo obligan a destetar antes de lo habitual: los niños a menudo pasan el verano en el campo mientras que la madre se queda en la ciudad trabajando, y durante esta larga separación a la madre se le retira la leche.

Mi amiga Buana, de veinte años, me contó su lactancia, digna de medalla de oro: “Me crié en un yurt lejos, en el campo. Mi madre siempre me decía que me la bebiera toda, que era buena para mí. Yo creía que todas los niños de nueve años lo hacían. Cuando fui al colegio, lo dejé.” Me miró con un brillo travieso en los ojos “ Pero aún me gusta beberla a veces”.

Destetarse me parecía un suceso bastante definido. Siempre esperé que, en algún momento, las tomas se reducirían y seguirían reduciéndose hasta que cesaran por completo. Se me retiraría la leche y ya está. Bar cerrado.

En Mongolia no sucede así. Hablando de lactancia con mi amiga Naraa, le pregunté cuándo su hija, entonces de seis años, se había destetado. “A los cuatro años” me contestó, “a mí me entristeció pero ella no quería tomar teta más”. Entonces Naraa me dijo que la semana anterior, cuando su hija había vuelto de una larga estancia en el campo con sus abuelos, quiso tomar teta. Naraa la complació “Me imagino que me había echado mucho de menos” explicó, “y fue bonito. Por supuesto, yo no tenía leche, pero no le importó”.

Pero si “destetar” significa no volver a beber leche materna, entonces los mongoles nunca se destetan del todo, y esto es lo que más me sorprendió de la lactancia en Mongolia. Si los pechos de una mujer están ingurgitados y su bebé no está cerca, irá sencillamente preguntando a sus familiares, de cualquier edad o sexo, si quieren beber. A menudo las mujeres se extraen una taza de leche para sus marido para darles un capricho, o dejan una poca en el frigorífico para que cualquiera pueda servirse.

Aunque todas hemos probado nuestra propia leche, le hemos dado a nuestras parejas para que la prueben, quizá hemos echado una poca al café en una emergencia ¿no?, no creo que que muchos de nosotras la hayamos bebido a menudo. Sin embargo a todo mongol al que he preguntado me ha dicho que le gusta le leche materna. El valor de la leche materna está tan reconocido, tan firmemente arraigado en su cultura, que no se considera como algo sólo para bebés. La leche materna se usa comúnmente de forma medicinal, se les da a los mayores como una cura para todo, se usa para tratar infecciones oculares así como (dicen) hacer más blanco el blanco de los ojos y más intenso el marrón del iris.

Pero sobre todo, creo que los mongoles beben leche materna porque les gusta el sabor. Una amiga mía occidental que se extraía leche en el trabajo y dejaba la botella en el frigorífico de la oficina se encontró un día la botella medio vacía. Ella se rió: “¡Sólo sospecharía de que mis compañeros se beban mi leche en Mongolia!”

Vivir en otra cultura siempre te obliga a re-evaluar la tuya. No sé cómo hubiera sido dar pecho a mi hijo en sus primeros años en Canadá. La avalancha de observaciones positivas que recibí en Mongolia, así como la aceptación sincera de dar el pecho en público simplemente me asombró, y me dio la libertad de criar a mi hijo de una manera que me parecía natural. Además de las pequeñas diferencias en nuestras costumbres de lactancia, los detalles de cuánto y cuándo, concluí que había una diferencia más grande en nuestros métodos de crianza.

En Norteamérica valoramos tanto la independencia que aparece en todo lo que hacemos. Sólo se habla de qué come tu bebé ahora, y a cuántas tomas has reducido. Incluso aunque no seas la que hace estas preguntas, es difícil escapar de su impacto. Además se venden tantas cosas para que tu hijo se entretenga solo y te necesite menos que el mensaje es claro. Sin embargo en Mongolia, la lactancia no se identifica con dependencia, y el destete no es una meta. Saben que sus hijos crecerán; de hecho, un niño mongol normal de cinco años es mucho más independiente que uno occidental. No hay prisa por destetar.

Probablemente lo más valioso de criar a mi hijo en Mongolia fue que me di cuenta de que hay un millón de maneras de hacer las cosas, y que yo podía elegir cualquiera de ellas. Durante la lactancia de mi hijo tuve varias dificultades, y tomé y deseché ideas y prácticas en mi intento de forjar mi propio estilo. Me alegro de haber amamantado a Calum tanto tiempo: fueron cuatro años al final. Creo que la lactancia fue lo mejor para mi hijo, y que tendrá una influencia duradera en su personalidad y en nuestra relación.

Y cuando gane la medalla de oro de boxeo en la Olimpiadas, espero que me lo agradezca.

Nota: 1. UNICEF Childinfo, “Monitoring the Situation of Children and Women: Infant and Young Child Feeding (2000-2007)” (January 2009): www.childinfo.orglbreastfeeding_countrydata.php

Ruth Kamnitzer vivió durante tres años en una tienda tradicional de tela en la campiña mongola mientras su marido,Steve, llevaba a cabo unos estudios sobre el gato de Pallas de Asia Central. Es licenciada en Conservación de la Biodiversidad y hoy en día vive en Bristol, Reino Unido, con Steve y Calum.

jueves, 10 de junio de 2010

maravilloso intercambio de mails entre mujeres que amamantan

es increible lo mal formados (o deformados) que están los supuestos agentes de salud.
acaso ¿no saben que la oms recomienda amamantar minimamente 2 años?
¿cómo puede ser que desconozcan la fisiología?
que las enzimas producidas por el organismo humano no decodifican las proteinas de otros mamíferos (la leche que se aproxima a la nuestra es la de mona, pero andá a ordeñar a una mona, encima puérpera) y que justamente alimentarse de secreciones de organismos no humanos produce respuestas y reacciones claramente relacionados con la patología: mocos, alergias, diarreas...
seguramente te dicen que tienen un remedio para cada caso...stamosss en el horno...
besos
mel

maravilloso intercambio de mails, los dos ultimos (primeros comenzando de arriba hacia abajo)son pediatras calificados.
besos
mel


Históricamente el amamantar es para la supervivencia de la cría. El ser humano amamantaba hasta que estuviera de pie fortalecido y pudiera mascar su alimento. En los animales también se ve esto. Es siempre la intervención del hombre que la difica, para bien extendiendo la vida en prematuros extremos o en longevidad. No ha encontrado el punto medio de intervención. Aprendió a modificar a la naturaleza y así lo hace y esto trae consecuencias: secuelas neurologicas, patologías crónicas, necesidad de terapias y de geriátricos. Se suma esto a la manipulación genética en busca de fortaleza y lo que en historia o antropología dirían la eterna juventud. (un gilgamés de los argonautas). Es propio del humano intervenir y manipular a su antojo por lo que no sorprende no respeten una crianza saludable y natural.
Patri

A todas y todos , he estado leyendo las 16 intervenciones de este asunto ,hasta hoy , que contribuyen a mi sapienza en el tema porque al igual que winiccot agradezco a las miles de madres que en este medio siglo cuidando niños con ellas me pagaron y enseñaron mas alla de aquellos "trabajos cientificos" medicos que sin razon estan atras de del camino de la naturaleza .De la lectura surge respuestas , y por la respuesta uno saben que preguntaron -Mayeutica de socrates- ,que implican una inquisicion represora sexual , una atentado al consumismo global apañado por las corporaciones medico nutrofarmaceuticas ,y a la libertad -El amamantar es un hecho sexual culminante del ser humano que cierra la sexualidad del adulto y abre la del bebe , y como todo hecho sexual observado por "enfermo sexual " provoca agresion en este ultimo.El amamantar es el primer escalon del consumismo por ello la agresion constante de un mundo globalmente consumista y de ahi el ataque del poder con su aliado medico , figurarse que los enemigos se infiltran para atacarla,ej: La pediatria , la publicidad y organismois repartidores de pobreza formaron una comision de lucha con la nutricion promoviendo el amamantamiento .La comision la presidia la NESTLE!!!!!, y por ultimo para no agotarl@s AMAMANTAR ES LIBERTAD , tan enemistad por el otro , puesto que representa el cordon umbilical en la gestacion externa , con la gran diferencia que su interrupcion n o significa la muerte .AH!! me olvidaba es el primer paso para prevenir la adiccion por su instantaneas sastifaccion en la avidez del bebe .y tanto mas !!!!!
AMAMANTADAMENTE
jorge diaz walker
mdn 51 ññ36



qué bárbaro... lo del médico me pasó tal cual, una vez que vino la de osde y yo tenía angina con placas. cuando se enteró de que amamantaba se escandalizó tanto que ya no me dirigió la palabra, como si yo fuera una enfermita sin retorno. pasó a hablarle a miguel. en el ascensor, bajando la voz, le dijo: "la pediatra sabe que esta criatura todavía toma teta?". y eso que amelia entonces no tenía ni dos años.
ahora, mirá qué bien resultó todo porque entonces la doctora, en lugar de darme el antibiótico directo (ya había empezado a escribir la receta cuando yo le dije que amamantaba y paró en seco), me mandó a hacer un exudado... que dio negativo. ella me había asegurado que una angina así, en un adulto, era seguro bacteriana. fijate que no. así que la teta me salvó del antibiótico al pedo.

besito, laura.


Cómo me suena todo esto que estáis contando, buf... Con mi primer hijo me agobiaba, con el segundo ya, cuando me decián "¿todavía toma tetaaaa?" simplemente contestaba "claro, es que los niños pequeños necesitan mucha leche" como si fuera algo super-obvio, y eso no te lo discute nadie. Luego miraba hacia otro lado y quedaba claro que la conversación había terminado. Lo mejor fue cuando mi hijo, por iniciativa propia, empezó a contestar él mismo. "¿Tan mayor y tomando tetaaaa?" y él contestaba "claaaaro, es que todaviá tengo que tomar mucha teta para hacerme más grande", con una lógica aplastante y tonillo de "¿es que no ves que todavía tengo que crecer, so atontau?", y seguía mamando tan pancho, jajajaja...

Lo mejor es tomárselo con humor, que si no te quemas.

Lide


Si hablamos de escandalizar...hace un par de meses tuve una faringitis horrorosa y pedí en el hospital un antibiotico cmpatible con la lactancia que mi hijo pequeño tomaba mucha teta (omití que el mayor solo toma 2 o 3 veces), me preguntaron:¿cuantos años tiene el bebé?
-dos años y medio, casi. El médico y la enfermera "se pisaron la mandibula"
-"¿Pero no es un poco mayor?" (con ojos platatónicos)
- Uy, sí pero más mayor es el otro que tengo que tiene 5 años y no veas cómo chupa la teta, ¿que tiene que ver la edad? si yo solo quiero un antibiotico compatible?
Lo que me pude reir por dentro ante su reacción, porque es que además el "CHUPA", lo recalqué más.
Yo al principio tambien estaba enfadada con esta sociedad, pero con el tiempo, la lactancia fue formando parte de mi vida y una se acostumbra a todo y te llega a no afectar los comentarios, todavía ayer mi madre me preguntó que porqué le seguia dando al mayor si era muy ·"mayor" para tomar la teta, que ya no la necesitaba y yo le contesté que lo amamantaba porque ya era un habito para mí, una costumbre, (además de por lo que todos sabemos ¿no?) mi madre me dijo que me quedarían las tetas como las de las africanas (colgando) y yo le contesté: "uf, mamá, menos mal que lo que me da de comer es mi cerebro y mi labia, porque si tengo que vivir de mis tetas...".Hace unos años, estos comentarios y sobretodo los de mi madre o de familia directa me hubieran afectado muchisimo, me hubiera pasado las noches llorando de rabia, sintiendome como un bicho raro sobretodo por la incomprension, hace unos años llamaba a Helena Herrero y le contaba esto y de la lucha constante que tenía con la familia...¿ahora?...uy ahora cómo disfruto contestando y con sorna y mi marido más todavía que da unas contestaciones que la gente no sabe ni que decir, lo bueno es que contestas una vez con seguridad y con sorna y esa misma persona no te vuelve a preguntar más (menos mi madre que donde hay confianza...), si pones cara de : "y...que le vamos a hacer" te machacan más.

--------------------------------------------------------------------------------

Silvia, te cuento lo que nos pasó a nosotros. Mi hijo mayor, que hoy tiene 6, tomo hasta los tres años y medio y nos torturaron con la dichosa pregunta. Y nos ponía mal, porque creo que en el fondo todavía teníamos alguna inseguridad respecto a que lo estuviéramos haciendo las cosas bien...
Ahora con mi segunda hija, que tiene 7 meses, ya hace un par de meses que empezaron a preguntar, aunque menos, porque muchos de nuestros conocidos ya nos aceptan como talibanes de la teta :-)
Pero ahora la verdad que cuando nos preguntan nos reimos, porque estamos muy seguros de lo que hacemos. es mas, nos da cierto placer escandalizarlos, y contestamos "Y yo creo que hasta los 5 años estaría bien, además como duermne con nosotros ..." que redobla el escándalo del que preguntó, en tal medida que olvidan lo de la teta y enfocan sus cañones al colecho... pero como estanos tan seguros de los que hacemos, el interlocutor siente que "no tiene con que" y los comentarios son menores y mas sutiles... el hecho es que ya no nos afecta.
Suerte y paciencia
Fernando





Pero Mónica, es que tu eres una caña !!!!!!!!
Besos desde Bilbao
(siento haberme colado en este post, pero me ha hecho muchisima ilusión leerte)

Silvia, en cuanto a la presión social tomatelo como lo que es: estás abriendo camino a otras mujeres que darán teta gracias a ti. A mi me ha pasado. Una amiga, farmaceútica para alucinar mas, da teta en tandem y después de un tiempo (ahora es mi amiga pero cuando tuvo los críos solo eramos conocidas) me dijo que si no me hubiera visto tan segura y convencida de lo que yo hacía ella no hubiera seguido adelante, no hubiera podido con la presión. A ti te pasará igual, al dar teta en público seguro que estás ayudando a alguien, a alguna madre y por supuesto a algún bebé.

Ánimo

Nosotros tenemos 2 niños de 7 y 4 años y una pequeña de 1 año. Decirte que la de 1 y el de 4 toman teta como el que más ... y el grande, también de vez en cuando.
Cómo dice Mariana, mucho ánimo, y que sepas que hay muchas "viciosas de la teta" (ja, ja) como tú que te apoyamos (¡¡¡¡¡Viva esta secta!!!) y seguimos y creemos que estamos haciendo lo mejor para nuestros hijos.
Como dice mi marido, "ande yo caliente, ríase la gente"

Besos

Mónica


Mónica Sánchez - 608922341
GALM "La Cigüeña"- Extremadura
http://lactancia.wikispaces.com






--------------------------------------------------------------------------------


QUISIERA SABER SI ALGUIEN HA PASADO POR ESTA EXPERIENCIA ..
TENGO UNA EXCELENTE RELACION CON MI HIJA CANDELA DE 22 MESES A QUIEN LE ENCANTA TOMAR LA TETA TANTO COMO A MI ME GUSTA AMAMANTARLA .. Y RESULTA QUE CUANDO ALGUNA PERSONA (CUALQUIERA!.. INCLUSO QUIENES NO NOS CONOCEN) SE TOPA CON LA IMAGEN NUESTRA EN SITUACION DE AMAMANTAMIENTO SIEMPRE SIEMPRE SIEMPRE HACEN LA PREGUNTA : "Y HASTA CUANDO LE VAS A DAR LA TETA?" ...
EN ESOS MOMENTOS SIENTO GANAS DE DECIR QUE NO ME CONOCEN, QUE COMO PUEDEN HACER UNA PREGUNTA ASI SI NO TIENEN IDEA DE LO QUE LA NENA Y YO HEMOS CONSTRUIDO Y DE COMO LO DISFRUTAMOS, QUE LA PREGUNTA NO ME GUSTA PORQUE NADIE SE INTERESA EN COMO NOS SENTIMOS NOSOTRAS, QUE QUIEN HACE LA PREGUNTA ESTA PARTIENDO DE UNA IDEA DE LO QUE ESTA BIEN Y LO QUE ESTA MAL Y NOS ESTA JUZGANDO ..
PERO NO DIGO NADA POR NO PASAR POR MAL EDUCADA Y SOLO CONTESTO "HASTA QUE AMBAS LO DEJEMOS DE DISFRUTAR" ... DESPUES DE ESTA RESPUESTA SE CRUZAN MIRADAS DE DESAPROBACION QUE SIGUEN LASTIMANDO .. PERO YA NO CONTESTO PORQUE EN ESE MOMENTO LO QUE QUIERO ES IRME CON MI HIJA A DONDE ME ENTIENDAN Y ME APOYEN .. PERO NO SIEMPRE SE PUEDE HACER ESO NO?
QUISIERA SABER SI ALGUIEN CONSIGUIO ALGUNA REPUESTA CREATIVA E INCLUSO CON ALGO DE HUMOR COMO PARA ROMPER EL HIELO YA QUE NO CONSIGO SALIR DE LA BRONCA DE SENTIRME JUZGADA (Y DE NO PODER EXPRESARME) ..


SALUDOS
SILVIA